Hace pocas semanas nos hacíamos eco de la última entrega del exitoso compacto de Renault. Volvemos a hablar de él después de la presentación nacional a la prensa que se realizó la pasada semana.

Mejorado en todos los aspectos frente a la generación anterior, el nuevo compacto francés tiene mucho de español. Su ensamblado se produce en Palencia, los motores llegan de la factoría de Valladolid y las cajas de cambios se fabrican en Sevilla. Así, alrededor del 80 % de sus componentes tienen origen nacional, una garantía de un país que manufacturó para la marca del rombo sólo el año pasado un total de 1,5 millones de motores, más de 1 millón de cajas de cambios y medio millón de coches.

La cuarta generación llega respaldada por una hoja de servicios envidiable, pues ha sido doce veces líder absoluto de nuestro mercado (nueve veces consecutivas), con más de 1,4 millones de unidades matriculadas desde su llegada en 1996.

Planteado para más de 50 países, el nuevo Renault Mégane aparece con carrocería de cinco puertas, a la que se le sumarán, después del verano, las versiones sedán y familiar. No están previstas para esta entrega las variantes de tres puertas y descapotable, ya que según los responsables de la marca están desapareciendo dentro de un formato en el que predominan las carrocerías más prácticas.

Pero, dejando a un lado el contexto actual, el nuevo Mégane propone un diseño muy acertado, más pasional, en el que la deportividad está presente en cada plano. Delante destacan las ópticas cuya firma luminosa le distingue del resto del tráfico, igual que detrás, donde los pilotos crean una línea horizontal que aumenta la sensación de amplitud. Una sensación que se confirma al entrar y situarse en las plazas delanteras, que tienen el espacio de una berlina o detrás, lugar donde se nota el aumento de la distancia entre ejes, con más hueco para las piernas. El maletero tiene 434 litros de capacidad, ampliables hasta los 1.250 litros si se abaten los asientos traseros. Estas mayores cotas de habitabilidad y carga vienen dadas por el crecimiento de la nueva generación, más larga, más ancha y un poco más baja que la anterior, basada en la plataforma modular que también emplea la berlina Talisman.

La carga tecnológica de esta cuarta generación le coloca como uno de los referentes al contar con elementos inéditos en su clase, como la información proyectada en una lámina delante del parabrisas (´head-Up Display´) en color y más configurable, el sistema multimedia ´R-Link 2´ que puede incorporar una pantalla de 8,7 pulgadas en vertical (como ya vimos en el Espace y el Talisman) y el eje trasero direccional que mejora la estabilidad a altas velocidades y ´acorta´ el coche en maniobras en ciudad. Siguiendo con el tema del equipamiento, el nuevo compacto monta varios sistemas de ayuda a la conducción, como el control de velocidad adaptativo, la frenada de emergencia asistida (puede detener el coche ante un peligro si el conductor no actúa), las alertas por cambio involuntario de carril, distancia de seguridad y de objetos en el ángulo muerto, el reconocimiento de señales de tráfico, el aparcamiento asistido y el cambio de luces de cruce y carretera inteligente.

En materia de mecánicas, de momento la gama está compuesta por tres propulsores diésel de 90, 110 y 130 CV y otros tres de gasolina con 100, 130 y 205 CV. Próximamente se completará el plantel con otro diésel de 165 CV. Las cajas asociadas son manuales de seis velocidades excepto en el caso del gasolina de 205 CV, que es automática de doble embrague de siete relaciones. Más adelante llegarán las automáticas a los de gasóleo de 110 y 165 CV (este último sólo será automático) y también al gasolina de 130 CV.

En cuanto a la dinámica, el Mégane es unos 90 kg más ligero que su antecesor y en su puesta a punto ha colaborado Renault Sport, el departamento deportivo de la marca. Esto, unido a las virtudes de las cuatro ruedas directrices, de serie en el alto de gama de 205 CV (más adelante este 4Control podrá llegar a algunas mecánicas más), y a las posibilidades que brindan los modos de conducción seleccionables a través de la pantalla R-Link 2 (personalizado, Sport, Confort, Eco o neutro), hacen que la experiencia de conducción gane enteros. En ese sentido, la versión GT mencionada de 205 CV destaca sobre el resto. Tiene levas tras el volante para gobernar también el cambio automático de siete marchas, incorpora la función que prioriza la aceleración al salir desde parado y las ruedas traseras directrices. Las prestaciones hablan por sí mismas: 230 km/h de punta de velocidad y 7,1 segundos para llegar a 100 km/h desde parado, y todo ello con un consumo medio homologado de 6 l./100 km.

Para los que no quieran tanto motor pero busquen una estética más deportiva, el acabado GT Line aporta una imagen muy dinámica al diferenciar detalles como los paragolpes o las llantas. El resto de acabados son Life, Intens, Zen y Bose. Los elementos a bordo se pueden completar con varios paquetes que ponen el acento en la seguridad, la capacidad de maniobra en aparcamientos o el diseño de los asientos de los GT y GT Line.

Los precios del nuevo Renault Mégane oscilan, en versiones de gasolina, entre 16.600 y 19.700 euros. En diésel los precios van desde los 18.100 euros hasta los 24.800 euros. La variante especial GT de 205 CV cuesta 26.900 euros y los GT Line cuestan 21.200 euros el 130 CV de gasolina y 24.700 euros el 130 CV diésel.