En un primer momento, las autoridades policiales creyeron que el número de destrozos había remitido, por primera vez en doce días. Sin embargo, esta impresión se borró con las horas de la madrugada, que dejaron un reguero de actos vandálicos y agresiones parecido al de otras noches.

Pese a todo, fuentes de Interior interpretan una "clara tendencia a la baja" de las revueltas callejeras en la región de París y "un mantenimiento en el resto de provincias". La madrugada anterior, el balance fue de 395 detenidos y 1.408 vehículos calcinados.

Los disturbios de ayer llegaron sólo horas después de que el primer ministro anunciase que el Gobierno autorizará hoy a todos los prefectos (equivalentes a los delegados de Gobierno) a que decreten toques de queda "con el fin de "asegurar la protección de los habitantes".

El primer toque de queda, legal por tratarse de una medida "excepcional", sólo para menores y en ciertas áreas muy determinadas, se produjo ayer en Raincy, localidad al norte de París. Su alcalde, Eric Raoult, dijo que se trataba de "tocar la campana de fin del recreo". "El mensaje es: ´Padres, retomad la iniciativa´. No es una medida ni de izquierdas ni de derechas", se justificó Raoult.

Doce miembros de las fuerzas del orden resultaron heridos por el lanzamiento de proyectiles, y hubo disparos de perdigones contra la Policía, aunque sin que alcanzaran su objetivo. La noche anterior hubo más de 30 policías heridos.

Un grupo de jóvenes exaltados ordenó a los pasajeros de un autobús en Toulouse que descendieran de éste, e incendió posteriormente el vehículo. En Sevran (cerca de París), se lanzaron cócteles Molotov contra una escuela y en Stains, otra localidad cercana, fue incendiado otro autobús. De ese pueblo era el jubilado que falleció ayer por una agresión en pleno rostro el pasado fin de semana, en lo que se considera la primera víctima de esta ola de violencia.

Ciudades de toda la geografía fueron escenario de disturbios, como Avignon, Nantes, Lille, donde fue incendiada una guardería, Marsella, donde 30 vehículos resultaron calcinados, Lorraine, donde se prendió fuego a una biblioteca, o Mans, donde los vándalos destruyeron una escuela.

CRISIS DE GOBIERNO

La crisis social y económica de ciertos barrios en la periferia de las grandes ciudades, mayoritariamente habitados por población norteafricana o francesa de origen inmigrante, es la causa de una ola de violencia que ha puesto en jaque al Gobierno galo.

Un 71% de los ciudadanos considera que la decisiones del Ejecutivo para atajar la crisis son equivocadas, según un sondeo publicado por el diario ´Libération´. El portavoz del Gobierno, Jean François Copé, se limitó a pedir hoy "un consenso" entre todas las fuerzas políticas para enfrentarse a la crisis de los disturbios.

Un objetivo lejos de estar conseguido, pues la falta de reacción del Ejecutivo ha sido señalada por la mayoría de formaciones políticas. El centrista François Bayrou, presidente de la UDF, criticó hoy la "notable ausencia del presidente en este periodo". "No podemos tener a un hombre responsable, presidente de la República, a esta distancia de los hechos", juzgó.