Los agentes con los uniformes rojos, llevando los colores de España y Cataluña, repiten y hasta superan el éxito logrado en su visita anterior, hace siete años, a esta capital, después de que el año pasado triunfara en la Stadthalle de Viena la Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez.

Los policías de Barcelona han acudido por insistencia del público vienés, que en una encuesta les colocó en el primer puesto entre las estrellas que querían ver de nuevo y por ruego expreso del organizador de la fiesta, Peter Nidetzky, quien pidió esta actuación al alcalde de la capital catalana, Joan Clos.

Así comenzaron una serie de actos programados con motivo de la presidencia de Austria en la Unión Europea, que comenzará el 1 de enero próximo.

Los jinetes de la Ciudad Condal encantan a los espectadores con su estilo ligero y a la vez disciplinado de bailar al son de melodías populares, del Concierto de Aranjuez o Carmen, para concluir con la Marcha de Radetzky, que animó al público a marcar el paso a palmadas.

Las veladas de espectáculo constituyen el elemento más visitado y más popular de la Fiesta de los Caballos, que cuenta con la presencia de equinos de 24 naciones y personalidades como el argentino Mario Piasecki, la brasileña Luciana Diniz o el inglés John Whitaker con su hijo Robert, además del veterano austríaco Hugo Simon, en las competiciones de salto y doma.

Los vieneses brindan también aplausos muy cálidos al francés Francois Pignon, que comenzó su carrera en esta fiesta de Viena, y al que se ha llegado a llamar "el hombre que susurra a los caballos" en alusión al americano Monty Roberts y su método suave y cariñoso de tratar los équidos problemáticos.