El encierro más peligroso de todos los que hasta la fecha se han celebrado en Calasparra tuvo lugar ayer sábado coincidiendo con uno de los días, junto con el domingo, de mayor afluencia de público. Desde bien temprano, decenas de personas se situaban a lo largo de los 890 metros del recorrido, sesenta más que en Pamplona.

Y es que los encierros de Calasparra han levantado una gran expectación entre curiosos de toda la Región y diversas partes de España y Francia.

El segundo de los grandes encierros de Calasparra, protagonizado por unos bravos novillos de Apolinar Soriano, resultó bastante complicado. El hecho de que uno de los novillos resultase herido la noche anterior al evento por los cuernos del resto de los astados hizo que éste se distanciase del resto del grupo nada más comenzar la carrera.

Aunque su debilidad le impidió hacer ningún derrote ni embestida sí propició un momento realmente peligroso. Uno de los novillos que corría con el resto por la calle Ordóñez se dio la vuelta y comenzó a correr a gran velocidad en sentido contrario con lo que, en pocos segundos, se encontró de frente con el que avanzaba lentamente hacia la Plaza de Toros. Un nutrido grupo de mozos quedó entre la espada y la pared, pendientes de ambos lados y sin saber cómo evitar ese momento de riesgo.

Esta situación originó la embestida más peligrosa que se ha visto hasta ahora en los encierros ya que un joven vecino del municipio fue embestido y zarandeado por el segundo novillo después de haberlo levantado varios metros por el aire. Una cogida impresionante que podía haber acabado en tragedia por su brutalidad. Afortunadamente, la acción de los pastores y de otros corredores que impidieron que el novillo continuara ensañándose con el joven hizo que todo acabara en un gran susto para todos y en unas cuantas magulladuras y contusiones para el corredor.

Este encierro fue el más largo de todos, diecisiete minutos, debido a la complicación que surgió al enchiquerar al último novillo.