Entre Moscú y Bruselas

Así es Moldavia, un país en la encrucijada europea

La presidenta de Moldavia, Maia Sandu.

La presidenta de Moldavia, Maia Sandu. / EFE

Àlex Bustos

Solo con pasear por Chisinau, la capital, se pueden entender mucho de la historia reciente del país. El espíritu pro-UE se palpa en las calles con banderas y otros símbolos, algo que va acompañado de muestras de apoyo a Ucrania. También se nota la herencia soviética por el estilo arquitectónico, así como el mantenimiento de algunos edificios delata la complicada situación económica del país. Moldavia desde que obtuvo la independencia en los años 90 ha oscilado entre el favor de Moscú y el acercamiento a Bruselas, algo que ha dividido a los ciudadanos.

Bajo el liderazgo de la primera ministra Maia Sandu y su partido Partido por la Acción y Solidaridad - PAS, de centroderecha pro-Bruselas- el camino de Moldavia ha sido claramente hacia la UE, con la esperanza de mejorar la vida de sus ciudadanos como han hecho otros países de Europa del Este como Polonia o Hungría. Bruselas de entrada ya ha estado ayudando a los nuevos candidatos a formar parte del "club" como la misma Moldavia, Georgia y Ucrania. El camino de las tres naciones es complejo pero diferente en cada caso, en el moldavo la UE ha tendido una mano con promesas de un "proceso acelerado", de integración además de ayudas de más de 1.6 mil millones de euros y apoyo en materia de seguridad y energético. En este último es algo vital para Chisinau para depender menos de Rusia.

Este pequeño país del este de Europa es uno de los más pobres del viejo continente

Relación con Moscú

Aunque las regiones más urbanas del país quieren formar parte de la UE, este posicionamiento es más raro en otras regiones como la rebelde Transnistria y Gagauzia, en el sur. Estas dos regiones, en su práctica totalidad rusófonas, prefiern optar por estar más cerca de Rusia, a pesar de que actualmente es para ellas más importante el comercio con la UE que con Rusia, aunque Moscú envía hidrocarburos a Transnistria a precios más reducidos. Esta influencia rusa es una de las preocupaciones del gobierno de Sandu, que provocó la dimisión de la antigua primera ministra del país y del gobierno el febrero de este mismo 2023.

Las presiones con el gas natural, algo de lo que Chisinau dependía únicamente de Moscú y de la estatal rusa Gazprom, han sido la tónica durante años. Esto permitía a Rusia a presionar a las autoridades del país al poder amenazar con cerrar el grifo del gas y vigilar que otro país que forma parte de lo que considera su esfera de influencia no tenga tentaciones de formar parte de la UE y/o de la OTAN. Al estar el ruso tan presente en el país (la mayor parte de la población lo puede hablar fluidamente), ha sido fácil para los medios rusos influenciar en el país, algo que el gobierno actual ha intentado contrarrestar vetando a los medios estatales rusos del país a principios del 2023.

Recientemente se ha ido un paso más allá y se anunció el pasado lunes que en Moldavia se creará, bajo iniciativa estatal, un centro de seguridad de la información, cuyo objetivo principal será contrarrestar la propaganda rusa, afirmaron las autoridades. "De acuerdo con las competencias constitucionales en materia de defensa y seguridad nacional, propondré al Parlamento crear un centro nacional de seguridad informativa y antipropaganda bajo el nombre simbólico Patriota", anunció Sandu. La presidenta moldava también añadió que en su país están activos unos individuos y grupos que supuestamente se dedican a crear noticias falsas para bloquear la integración del país en la UE. Según la dirigente, esas personas son "traidores de la Patria".