Guerra de Ucrania
Scholz insiste en el rearme en vísperas de su reunión con Biden: "La sumisión no es paz"
El canciller alemán parte al encuentro de presidente de EEUU un año después de anunciar un paquete de inversiones histórico en el ejército federal
Marina Ferrer
“El amor por la paz no puede significar sumisión al vecino más poderoso. Si Ucrania renuncia ahora a defenderse el resultado no será la paz, sino el fin de Ucrania”, proclamó Olaf Scholz desde el Bundestag (Parlamento federal), el mismo lugar donde hace casi exactamente un año anunció la llamada “Zeitwende” -”cambio de era”- en la política de Defensa de la primera potencia europea. El propósito de esa declaración era hacer balance de lo que se ha materializado en ese cambio de paradigma de un país cuyo ejército arrastraba años de recortes presupuestarios y abandono.
El fondo especial de 100.000 millones de euros anunciado entonces, destinado a poner al día a las fuerzas armadas de la República Federal de Alemania (RFA) aún no se ha plasmado en la realidad. Pero sí lo ha hecho el compromiso expresado entonces por el socialdemócrata Scholz, con el apoyo de sus socios verdes y liberales, de prestar todo el apoyo humanitario, financiero y militar posible a Ucrania. Fue también un cambio de paradigma para un país que hasta entonces no entregaba armas a regiones en guerra.
La RFA es en términos absolutos el principal contribuyente de la Unión Europea (UE) a la ayuda que llega a Kiev, por mucho que Polonia y otros aliados hayan reprochado a Scholz lentitud en la toma de decisiones. Con la dimisión a principios de este año de la que fue ministra de Defensa, Christine Lambrecht y el relevo a favor del asimismo socialdemócrata Boris Pistorius, Alemania ha dejado de ser el aliado titubeante.
Envío de armamento
Un factor clave fue el desbloqueo a los envíos de carros de combate del tipo Leopard2, de fabricación alemana. El ejército de Scholz se desprende de 18 de esos blindados -y queda sin ninguna unidad en activo en su territorio para la instrucción de sus soldados. Es la mayor aportación por parte europea al batallón de 88 unidades que espera recibir Kiev en los próximos meses, a los que se sumarán hasta final de año y 2024 de un centenar de los Leopard1, que han recibido asimismo el visto bueno de Berlín para su entrega.
La declaración de Scholz precedió a la partida del canciller hacia Washigton para reunirse con el presidente Joe Biden. El propósito de ambos líderes es mostrar cohesión. Alemania, como Estados Unidos, están determinados a defender la tesis del aislamiento internacional de Rusia, por mucho que su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, se exhibiera en la reunión del G20 de Nueva Delhi con varios de sus homólogos.
Ante el Bundestag, el canciller reiteró el propósito de aumentar el gasto en Defensa hasta el objetivo marcado por la OTAN del 2% del Producto Interior Bruto (PIB). En 2020, el porcentaje alemán estaba en el 1,1%, mientras que en 2021 se había subido al 1,3%. “Hemos puesto fin a la situación de abandono de nuestras fuerzas armadas. También hará un aumento consolidado del presupuesto de Defensa hasta alcanzar la meta del 2,0%”, aseguró Scholz.
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