Catástrofe natural

La destrucción provocada por el terremoto fuerza el éxodo de los habitantes en las ciudades turcas afectadas

Un ejército de 10.000 ingenieros civiles revisa el estado de todos los edificios que siguen en pie

Un ingeniero del equipo que recorre la ciudad turca de Alejandreta para verificar el estado de los edificios tras el terremoto.

Un ingeniero del equipo que recorre la ciudad turca de Alejandreta para verificar el estado de los edificios tras el terremoto. / Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Maside, madre de familia, se agota. No grita pero le gustaría, se desespera, ruega e incluso está a punto de darle un bofetón a alguien. Su madre, marido e hija la rodean, sufren como ella, intentan participar en la discusión. Pero Maside, decidida, es quien lleva la voz cantante. "Pero, ¿no lo ve, señor? Lo hemos perdido todo. ¡Todo! La ropa que llevamos puesta es lo único que tenemos. Entiendo lo que dice, pero ¿por qué no podemos entrar a nuestra casa? ¡El edificio sigue en pie!", exhorta la mujer.

Enfrente a ella, un funcionario intenta explicarle que, aunque comprende su situación, hay cientos de miles como ellos, que está todo el mundo igual y que él no puede hacer nada. "Señora, en nuestro sistema su edificio ha sido catalogado como 'dañado severamente'. Se tiene que derribar. No pueden entrar a por sus cosas. Simplemente no pueden, no les puedo dar el permiso. Está prohibido. Es peligroso. El edificio podría venírseles encima", dice el hombre.

—Pero todas nuestras cosas están allí. Estamos sin nada. ¿Qué vamos a hacer? Está todo ahí. Por favor—, pide Maside, que más que convencer al hombre que tiene delante intenta negarse a ella misma lo que le ha tocado vivir.

Señora, de verdad que lo siento. No le puedo decir nada más. Ahora tienen que esperar. Ni yo sé nada. Pueden intentar realizar una petición judicial para que antes de la demolición algunas de sus pertenencias les sean retornadas. Pero eso no lo pueden hacer ahora. Tardarán meses en procesarse. Aún no hay nada claro.

Al fin, tras ruegos y algún refunfuño, la familia se marcha. "Van tarde en todo… ¿Y ahora qué hacemos, mi amor? ¿Nos marchamos?", le pregunta Maside a su marido. La conclusión es clara: la familia, que ha vivido durante generaciones en la ciudad turca de Alejandreta, una de las más golpeadas por el terremoto que sacudió el sureste de Turquía y el noroeste de Siria hace más de una semana, no tiene otra opción que marcharse. Aquí ya no queda nada.

Una ciudad fantasma

Millones de supervivientes han emprendido el mismo camino. Los únicos que quedan ahora en las calles de las ciudades afectadas en Turquía son las personas que no tienen adónde huir ni dónde quedarse.

Por toda Alejandreta, tiendas de campaña se esparcen por lo que antes eran descampados y solares vacíos. Casi nadie quiere —ni debe, ni puede ni se atreve— a volver a su antigua casa. Si es que esta, claro, sigue en pie.

En un primer momento, durante la emergencia del seísmo, la región se llenó de rescatistas voluntarios: turcos y equipos internacionales se lanzaron a la carrera para intentar sacar el mayor número de personas de debajo de los escombros.

Esta carrera ya ha terminado: más de 200 horas después del terremoto, las operaciones de rescate han finalizado casi por completo, y ahora es otro tipo de ejército el que pulula por lo que antes eran las ciudades bulliciosas del sureste turco. No son ni policías, ni militares ni voluntarios de ayuda humanitaria —que también—. Son un ejército de más de 10.000 ingenieros civiles.

"Nuestra tarea ahora mismo es entrar a todos los edificios de todas las ciudades afectadas para evaluar daños y decretar si tienen problemas estructurales y, por lo tanto, si tendrán que ser derribados o no. Por lo general tardamos unos 20 minutos por edificio, y lo que hacemos es realizar un examen visual de las columnas y paredes maestras de las primeras plantas. Si vemos grietas a primera vista, está claro que el edificio tiene que ser derruido", explica Gökhan, un inspector del Ministerio del Medio Ambiente y Urbanismo destinado a Alejandreta.

"Si no vemos grietas, entonces rascamos el yeso y la pintura para encontrarlas. Si las hay, mal. Si no las hay, significa que el edificio es seguro, aunque recomendamos a los propietarios que realicen un estudio de laboratorio en los meses siguientes. Lo que nosotros hacemos ahora es un estudio visual de emergencia", añade este ingeniero.

Una carrera contra el tiempo

Su compañera de equipo, al lado, asiente. "Lo que estamos haciendo es un trabajo de urgencia, porque nuestra misión es conseguir que la mayoría de gente que aún tiene una casa pero está viviendo en tiendas pueda volver a su edificio en el menor tiempo posible. Por eso intentamos ir lo más rápido que podemos", dice la mujer. A pesar de la celeridad, los equipos de ingenieros tardarán probablemente cerca de dos meses en catalogar todas las viviendas de las 10 provincias afectadas por el seísmo.

"No sabría dar números, la verdad. Aquí, en Alejandreta, diría que a ojo cerca de la mitad de los edificios tendrán daños estructurales graves. Pero he hablado con compañeros destinados a otras ciudades y la cosa cambia mucho. Uno que está en Antioquía me dijo que creía que cerca del 90% de los edificios en la ciudad han sido dañados y probablemente tendrán que ser derribados. Es una auténtica tragedia", dice Gökhan.

El tiempo, además, apremia, sobre todo para los que se han quedado sin nada y duermen, desde hace más de una semana, al raso o en los campamentos levantados por los equipos de emergencia turcos.

"De la noche a la mañana todo esto se ha convertido en un caos, y creo seguirá así por mucho tiempo. Creo que el Estado ha hecho todo lo posible, pero la situación es muy mala", explica Husein, un vecino de Alejandreta que vive en un campo cercano al centro.

"Por la noche es muy peligroso estar en la calle, y hay ladrones que entran en las casas vacías para robar joyas y televisiones —explica el hombre—. Hay comandos del Ejército que patrullan de paisano, pero igual es muy peligroso. La ciudad está vacía, ya no queda nadie. No sé qué va a ser de nosotros".