Alianza Atlántica-UE

La UE y la OTAN redoblan su cooperación frente a Moscú y Pekín

Los presidentes del Consejo Europeo y la Comisión Europea, Charles Michel y Ursula von der Leyen, y el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, se comprometen a seguir intensificando su colaboración y a mantener su apoyo militar a Ucrania

Charles Michel, Jens Stoltenberg y Ursula von der Leyen, durante la firma de la nueva declaración de cooperación entre la UE y la OTAN.

Charles Michel, Jens Stoltenberg y Ursula von der Leyen, durante la firma de la nueva declaración de cooperación entre la UE y la OTAN. / CONSEJO DE EUROPA

Silvia Martínez

La última declaración de cooperación que suscribieron hace casi cinco años la Alianza Atlántica y la Unión Europea no se planteaba ni de lejos la posibilidad de que un conflicto armado como la guerra lanzada por Rusia en Ucrania estallara en el continente europeo. Casi un año después de que Vladímir Putin lanzara su guerra total, ambas organizaciones han cerrado filas en una declaración en la que se comprometen a seguir apoyando a Kiev frente a la agresión rusa y a redoblar su colaboración "estratégica" a partir de una OTAN que sigue siendo la base de la "defensa colectiva" de los países aliados y una pieza "esencial" para la seguridad euroatlántica.

"La persistencia de los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en nuestra vecindad europea socavan nuestra seguridad y proporcionan un terreno fértil para que los competidores estratégicos, así como los grupos terroristas, ganen influencia, desestabilicen las sociedades y supongan una amenaza para nuestra seguridad", advierte la nueva declaración firmaba en la sede de la OTAN por su secretario general, Jens Stoltenberg, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El documento, el tercero que firman tras los suscritos en 2016 y en 2018 y que guiará las relaciones en los próximos años, alerta del momento "clave" en que se encuentra la seguridad y la estabilidad euroatlántica y la necesidad de blindar la cooperación entre ambas organizaciones.

"El régimen de Moscú quiere una Europa diferente. Quiere controlar a sus vecinos. Y ve la democracia y la libertad como una amenaza. Esto tendrá consecuencias duraderas para nuestra seguridad y por eso debemos seguir reforzando el vínculo transatlántico vital de la OTAN. Debemos seguir reforzando la asociación entre la OTAN y la Unión Europea y tenemos que seguir reforzando nuestro apoyo a Ucrania", ha reivindicado Stoltenberg que ha alertado de la creciente competencia estratégica y del desafío que suponen los actores autoritarios para los valores, intereses y principios democráticos, como Rusia, que "ha fracasado" en su intento de controlar Ucrania en cuestión de días y en dividir a los países aliados.

Amenaza más grave

La realidad, no obstante, es que aliados y europeos se enfrentan actualmente a la "amenaza más grave para la seguridad euroatlántica en décadas" debido a una "guerra brutal", la de Rusia contra Ucrania, que "viola el derecho internacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidas", que "socava la seguridad y la estabilidad europeas y mundiales" y que "ha exacerbado una crisis alimentaria y energética que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo", sostiene la declaración conjunta.

Por ello vuelven a instar a Moscú a que detenga "inmediatamente" la guerra y se retire de Ucrania. También expresan su solidaridad con Ucrania y reiteran su "apoyo inquebrantable y continuado" a su independencia, soberanía e integridad territorial y al derecho de Kiev a su "autodefensa y a elegir su propio destino". De hecho, los tres dirigentes han dejado claro que países aliados y europeos seguirán apoyando militarmente a Ucrania con el envío de todo el material y equipo militar que necesite para repeler los ataques de Moscú y haciendo todo lo posible para apoyar a Kiev frente a la "guerra imperialista" de Rusia. Y no solo con el envío de material militar. También con nuevas sanciones a los países que ayuden a Moscú como "Bielorrusia e Irán", ha explicado Von der Leyen.

La declaración no solo apunta como foco de preocupación a Moscú. En su punto de mira también aparece Pekín. "Vivimos en una era de creciente competencia estratégica. La creciente asertividad y las políticas de China plantean retos que debemos abordar", reconocen. Se trata de un momento clave para "la seguridad y la estabilidad euroatlántica, que demuestra más que nunca la importancia del vínculo transatlántico y exige una cooperación más estrecha entre la UE y la OTAN". De hecho, y pese a la brújula estratégica desarrollada por la UE para impulsar su autonomía frente a países terceros, la OTAN sigue siendo "la base de la defensa colectiva de sus Aliados" y una pieza "esencial" para la seguridad euroatlántica. "Reconocemos el valor de una defensa europea más fuerte y capaz que contribuya positivamente a la seguridad global y transatlántica y que sea complementaria e interoperativa con la OTAN", señala la declaración que constata que ambos bloques desempeñan funciones "complementarias, coherentes y de refuerzo mutuo" en apoyo de la paz y la seguridad internacionales. 

Autonomía estratégica europea

El cierre de filas con la OTAN significa que ¿ha muerto la autonomía estratégica?, le han preguntado al presidente del Consejo Europeo. "No hay duda de que esta autonomía estratégica es más importante que nunca. Es un pilar fundamental para el futuro del proyecto europeo. Los aliados fuertes forman alianzas sólidas", ha dicho Charles Michel. La colaboración puesta en marcha en 2016 y 2018 habría permitido hasta ahora obtener resultados en materia de lucha contra las amenazas híbridas y cibernéticas, la cooperación operativa, incluidas las cuestiones marítimas, la movilidad militar, las capacidades de defensa, la industria de defensa y la investigación, los ejercicios, la lucha contra el terrorismo y el desarrollo de las capacidades de los socios.

Sin embargo, dadas las nuevas amenazas para la seguridad la OTAN y la UE se comprometen a dar un paso más y pasar al siguiente nivel para abordar en particular la creciente competencia geoestratégica, la resiliencia, la protección de infraestructuras críticas, las tecnologías emergentes y disruptivas, el espacio, las implicaciones del cambio climático para la seguridad, así como la manipulación y la interferencia de la información extranjera.