Jair Bolsonaro y su partido de ultraderecha, el Liberal, recibieron un varapalo anunciado. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) no solo rechazó un pedido de invalidar parte de los votos que le dieron la victoria a Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT) el pasado 30 de octubre. La máxima autoridad del TSE, Alexandre de Moraes condenó además a esa formación, encabezada por Valdemar Costa Neto, a pagar una multa de unos cuatro millones de euros por litigar "de mala fe" y con el "propósito de perturbar el propio régimen democrático brasileño". A su vez, De Moraes ordenó que sean bloqueados los fondos del PL hasta que pague la sanción impuesta. 

El oficialismo había asegurado en su presentación ante el TSE que la mitad de las urnas electrónicas tenían problemas que impidieron la victoria del capitán retirado. Para la principal autoridad electoral, los argumentos del partido bolsonarista han sido "absolutamente falsos, porque es totalmente posible rastrear las urnas electrónicas de modelo antiguo". Para De Moraes la solicitud de esa agrupación ha sido "ilícita" y carente de elementos probatorios. Se ha tratado, ante todo, de "una amenaza ostensible al Estado democrático de derecho", llevada a cabo "con el objetivo de fomentar movimientos delictivos y antidemocráticos".

Bolsonaro fue derrotado por casi dos puntos de diferencia hace 25 días. A lo largo de 2022 extendió un manto de sospecha sobre la trasparencia del sistema electoral, incluso frente a la comunidad diplomática. Solo puso en suspenso esas impugnaciones cuando creyó que podía ganar el segundo turno. El resultado no fue el esperado. Nunca reconoció públicamente al ganador de la contienda. Sus escasas palabras, 36 horas después de los comicios, fueron ambiguas y apenas dio las mínimas garantías de que no obstaculizaría la transición. Desde entonces, se llamó a un silencio que rompió a medias con su adhesión al reclamo del PL. Algunos medios de prensa han asegurado que el capitán retirado participó activamente de la redacción del texto partidario.

Derrota y rechazo

El PL ha evitado por el momento de responder al TSE. El que calla, otorga, debió pensar la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, quien aseguró que la respuesta dada por De Moraes ha sido "pedagógica". "Con los golpistas se aplica la ley, el mal se corta de raíz. La democracia gana y Bolsonaro quedará en la basura de la historia", sostuvo. El senador electo Flávio Dino, quien forma parte del equipo de transición de Lulla, calificó a su vez de "deplorable" la maniobra del PL. "La es además acción estúpida: la elección de todos los diputados, senadores y gobernadores sería anulada", añadió.

La apuesta del bolsonarismo estaba condenada al fracasa, en opinión de analistas políticos y especialistas en cuestiones técnicas. "El pedido del PL fue patético", señaló Merval Pereira, columnista de O Globo. A su criterio, solo se hizo esa solicitud para "animar a los militantes que acampan, bloquean las carreteras, piden la intervención militar y la anulación de las elecciones". De hecho, todavía existen grupos radicales que no han abandonado su empeño de convencer a los militares de que deben tomar cartas en el asunto. Al respecto, Pereira añadió: "este tipo de oposición que Bolsonaro está fomentando se basa en el no reconocimiento del Gobierno y es un grave problema institucional, que tendrá que ser resuelto a nivel político. No es bueno tener un grupo de políticos que no acepten el nuevo Gobierno. Creo que es difícil que pueda mantener esa actitud de negación dentro del Congreso”.

La intervención del presidente del TSE ha buscado marcar un límite a una ultraderecha que, tras la derrota de su candidato, no dejó de agitar el fantasma del fraude en las redes sociales.