Dos coaliciones malasias, la opositora Pakatan Harapan (Pacto de la Esperanza), y la conservadora Perikatan Nasional (Alianza Nacional), reclaman la victoria en los comicios del sábado, sin que ninguna haya logrado, por primera vez en la historia del país, mayoría simple para formar gobierno.

El recuento final de los votos deja a Pakatan Harapan (PH) y a Perikatan Nasional (PN) con 82 y 73 escaños, respectivamente, lejos de los 112 que se necesitan para obtener la mayoría simple y formar gobierno, mientras la formación del actual primer ministro, Barisan Nasional (BN), obtiene una derrota histórica con apenas 30 asientos.

Los líderes de PN y PH, Anwar Ibrahim, eterno aspirante al puesto, y el exprimer ministro Muhyiddin Yassin, que gobernó brevemente tras la dimisión del nonagenario Mahathir Mohamad en mayo de 2020 y hasta agosto de 2021, afirmaron esta madrugada que podían formar gobierno, arrancando negociaciones con otras agrupaciones para hacerlo.

La derrota de BN, encabezada por la Organización Nacional de los Malayos Unidos (UMNO), confirma la defenestración de una formación que había estado a los mandos del país desde su independencia de Reino Unido en 1963 hasta 2018, y que ha perdido influencia debido en gran medida a los escándalos de corrupción en sus filas.

El multimillonario desfalco del fondo 1Malaysia Development Berhad (1MDB) ha cavado la tumba política del grupo y ha puesto al exprimer ministro, Najib Razak, entre rejas, si bien aún podrían negociar entrar en el gobierno con una de las alianzas ganadoras.

Además de por la corrupción, las elecciones están marcadas por la división del voto entre la etnia malaya, que supone cerca del 69% de la población (el 23% es china y el 7% india), y que, si bien tradicionalmente había aupado a UMNO, ahora también secunda a PN, mientras PH presenta una propuesta más multiétnica.

Perikatan Nasional integra al Partido Islámico de Malasia (PAS) y aboga por extender la influencia de la ley islámica o sharia en el país de mayoría musulmana, salpicando su discurso con comentarios de corte antisemita.

Mahathir, por su parte, no consiguió por primera vez asegurar su escaño en su circunscripción en Langkawi, marcando el fin de una era y el término de la carrera política del político de 97 años, quien ha servido dos veces como primer ministro y cuya dimisión en 2020 abrió una crisis política que se prolonga hasta ahora.

La renuncia de Mahathir por las divisiones en el seno de PH, al frente de la cual ganó las elecciones de 2018, dejó al país sumido en la inestabilidad política con tres dirigentes en los pasados cuatro años, incluido el nonagenario.

Los resultados de las elecciones de Malasia constatan el hastío de la población con la clase dirigente, en medio de una subida de la inflación y entre quejas por la corrupción de las elites.

Más de 900 candidatos se disputaban los 220 escaños (oficialmente 222, si bien la elección de dos se pospuso por la muerte de un candidato e inundaciones en sendas circunscripciones) en las elecciones más reñidas de Malasia, que amenazan con alargar la crisis política.