La muerte de Isabel II pone fin al reinado más longevo de la monarquía británica, un periodo de 70 años y 214 días en los que tanto la soberana como su país han atravesado hitos históricos y personales que han marcado una época.

Estas son algunas de los acontecimientos claves de su reinado:

Abdicación del rey Eduardo VIII y coronación de Jorge VI

Isabel II no ocupaba un lugar preferente en la línea sucesoria de la monarquía británica. Fue la renuncia del rey Eduardo VIII en 1936 ­­­-para casarse con una plebeya- la que se lo concedió. Su padre Alberto, hermano del hasta entonces monarca, heredó la corona con el nombre de Jorge VI, y ella se convirtió de forma automática, a sus 10 años, en princesa y heredera.

Boda con Felipe de Grecia y Dinamarca

La princesa Isabel contrajo matrimonio después de la Segunda Guerra Mundial, en 1947, a los 21 años, con Felipe de Grecia y Dinamarca, a quien el rey nombró duque de Edimburgo. Como consorte, pese a los rumores de infidelidades y sus polémicas salidas de tono, se convirtió desde una posición de discreción en el gran apoyo de la reina, al que ella llegó a referirse cariñosamente como su “roca” en una de las contadas licencias de afecto que prodigó en público.

Ascenso al trono

La historia dio otro salto para la princesa Isabel, aunque esta vez de forma trágica, con la muerte de su padre en 1952. Un cáncer acabó con la vida de Jorge VI de forma prematura, cuando contaba 56 años, y la corona pasó a manos de la joven, que entonces tenía solo 25. Su coronación oficial tuvo lugar el siguiente año, 1953.

La boda de Carlos y Diana Spencer

Las vicisitudes de la vida de su primogénito y heredero, Carlos de Inglaterra, marcaron de forma indeleble el reinado de Isabel II. Su boda en 1981 con la aristócrata Diana Spencer dio inicio a una historia tan fascinante para la prensa del corazón como turbulenta. Él tenía 30 años y ella 19. Nació entonces el mito de Lady Di como princesa del pueblo e icono del estilo, las obras caritativas y el papel couché.

Guerra de las Malvinas

A través de los años, Isabel II ha visto a su país envuelto de alguna manera en diferentes guerras, desde Corea a Irak. Pero quizás fue la de las Malvinas la que tocó de una forma más clara la fibra nacional de millones de británicos. En 1982 y con el Gobierno conservador de Margaret Thatcher, las fuerzas armadas del país sofocaron el intento de la Junta Militar argentina de ocupar las islas, ubicadas en aguas del país sudamericano, en un conflicto que duró apenas tres meses y dejó rencillas que aún perduran entre ambos países.

1992, el ‘annus horribilis’ de la reina

La familia ha sido el principal quebradero de cabeza de la reina Isabel. Durante años, mientras ella lograba salvar su imagen de monarca impasible, los escándalos se sucedían a su alrededor. Y ningún año encarnó mejor las desgracias de la familia real británica que 1992. Sus hijos Carlos y Andrés se separaron de sus respectivas mujeres y su hija Ana se divorció. Como golpes implacables, las noticias se sucedieron sacudiendo la corona. Las infidelidades de Carlos quedaron expuestas a la luz pública y su matrimonio truncado, mientras su hermano Andrés era pasto de los tabloides. Y para colmo, un pavoroso incendio causó graves daños en el castillo de Windsor. No serían estos, sin embargo, los últimos disgustos de la monarca.

La muerte de Diana

Mientras Carlos de Inglaterra rehacía su vida junto a Camilla Parker Bowles tras su separación, Lady Di seguía acaparando los flashes, también fuera de la familia real. Hasta el 31 de agosto de 1997, el día en el que perdió la vida junto a su pareja, el empresario británico-egipcio Dodi Al-Fayed, en un accidente de tráfico en el túnel del Pont de l'Alma de París. La muerte de la madre de los príncipes Guillermo y Enrique castigó de nuevo duramente a la familia real y se vivió en el país con consternación. La reina, eso sí, no acudió a su funeral.

El fin del conflicto de Irlanda del Norte

El Reino Unido recuerda el 1 de abril de 1998 como uno de los días más importantes de su historia reciente. Después de décadas de terrorismo y miles de muertos, el enquistado conflicto de Irlanda del Norte se encauzó por las vías pacíficas a partir del Acuerdo de Viernes Santo, aunque no sin dificultades. El fin de la violencia del IRA y las facciones unionistas supuso una liberación no solo para el Uslter, sino para todo el país. El líder republicano John Hume y el unionista David Trimble fueron reconocidos con el Premio Nobel de la Paz ese mismo año por su papel en el acuerdo.

Los atentados terroristas de Londres de 2005

Cuatro años después del 11-S y un año después del 11-M, el terrorismo islamista golpeó Londres con otro brutal atentado. Con objetivos de nuevo indiscriminados, cuatro explosiones activadas por yihadistas suicidas en medios de transporte causaron 52 víctimas mortales y dejaron al país en shock, incluyendo a la reina, como reconoció en la nota con la que expresó su dolor por el ataque.

El Brexit

Isabel II había sido testigo de la incorporación de su país a la Unión Europea en 1973 y quizás entonces no imaginó que también presenciaría su salida. Ante las presiones de los euroescépticos, el primer ministro David Cameron, con el visto bueno del Parlamento, accedió en 2015 a la celebración un año después de un referéndum sobre la pertenencia al club comunitario. Con un país dividido, un 51,9% frente a un 48,1%, los británicos optaron por el divorcio y activaron un Brexit que culminó el pasado 1 de enero de 2021 después de arduas negociaciones.      

La muerte de Felipe de Edimburgo

Durante el tramo final de su reinado, Isabel II perdió a su marido, Felipe de Edimburgo, fallecido a los 99 años de edad. Era el 9 de abril de 2021. Un penúltimo golpe de la vida avisaba a la mujer que desafiaba al tiempo desde el trono. Pese a las polémicas que levantaba con algunos de sus comentarios, el consorte se movió casi siempre en un segundo plano y ella le reconoció públicamente como su “sostén” y su “fuerza”, una “roca” que al desaparecer la dejó un poco más a la intemperie.

La dimisión del primer ministro Johnson

En los últimos meses de vida, Isabel II vivió la dimisión del primer ministro Boris Johnson, ya que parte de su Gobierno pidió su renuncia al cargo. Tras la cesión del primer ministro del Reino Unido, Johnson puso en marcha un proceso para encontrar un sustituto como líder del Partido Conservador británico. La sucesora para el puesto fue la conservadora Liz Truss, convirtiéndose en la tercera mujer en ocupar a este cargo. La reina le dio el encargo formal en el castillo de Balmoral, en Escocia, en vez de hacerlo en el Palacio de Buckingham debido a su estado de salud.