Liz Truss es desde el lunes la nueva primera ministra del Reino Unido, aunque no la elegida por los británicos para gobernar el país. Sólo el 12% de los votantes cree que será una buena jefa de gobierno, mientras el 52% considera que será “mala” o “terrible”, incluso peor que su predecesor, Boris Johnson, según el sondeo publicado el pasado fin de semana por YouGov. Tal y como se pronosticaba desde el inicio de las primarias hace casi dos meses, Truss se impuso con 81.326 votos al exministro de finanzas Rishi Sunak 81.326. El resultado muestra la división dentro del partido y cuestiona si Truss tiene el mandato para realizar las reformas económicas radicales que pretende hacer, priorizando el crecimiento y el consumo, a la redistribución y la mejora del nivel de vida de las zonas deprimidas. La sucesora de Johnson, ha sido aupada al cargo por un minúsculo porcentaje de afiliados del Partido Conservador. En total votaron 172.437 miembros. El 99% de los ciudadanos no ha tenido voz ni voto en su designación y es muy difícil creer que de haber ido a urnas en unas elecciones generales Truss hubiera triunfado.

Graham Brady, presidente del Comité 1922, (integrado por diputados conservadores sin cargo en el gobierno), fue el encargado de anunciar el lunes el resultado. El martes Truss en un avión de las Fuerzas Aéreas (RFA) volará a Balmoral en Escocia, para recibir el encargo de la reina de formar gobierno. Antes Johnson habrá hecho el mismo trayecto en otro aparato para despedirse de la soberana.  Isabel II acoge al primer ministro número 15 de su reinado, en un ceremonial que siempre hasta ahora había tenido lugar en el Palacio de Buckingham. La tradición se rompe por primera vez debido a problemas de movilidad de la anciana monarca. Ya de vuelta a Londres, Truss se estrenará en el cargo con un discurso a la nación a la puerta de Downing Street, su nueva residencia, si el tiempo tormentoso y la lluvia previsible no la obligan a hacerlo desde un despacho.   

Con la factura energética se juega el cargo

La tercera mujer que ocupa la jefatura del gobierno británico no disfrutará del periodo de gracia del que suelen gozar los mandatarios recién nombrados. Su principal prioridad será aprobar inmediatamente un paquete de ayuda para afrontar el aumento de las facturas energéticas, en el que se espera que incluya la congelación de las tarifas del gas y la electricidad, que a partir de primeros de octubre subirán un 80%. “Lo que puedo decir es que, si soy elegida primera ministra, en el plazo de una semana voy a anunciar cómo me voy a enfrentar a las facturas de la energía y al suministro a largo plazo, para poner a este país en la dirección correcta este otoño”, declaró al programa Sunday de la BBC la víspera de su proclamación. Truss se propone bajar los impuestos, algo que beneficiará desproporcionadamente, como reconoció, a los más ricos, pero que ella considera eso “justo”, porque así se incentiva el crecimiento económico. En el éxito o fracaso de ese paquete energético Truss se juega el cargo. Si funciona pordrá llegar a la proxima elección dentro de dos años. En caso contrario podría estar fuera en cuestión de meses.

Liz Truss promete continuar en la senda conservadora como primera ministra británica

Liz Truss promete continuar en la senda conservadora como primera ministra británica, Agencia ATLAS | EFE

Las circunstancias en las que la recién designada se pone al frente del ejecutivo son muy difíciles. El Reino Unido sufre calamidades similares a otros países, con el coste de la vida, las consecuencias de la guerra de Ucrania y la crisis energética, pero agravadas por el Brexit, con millones de familias incapaces muy pronto de pagar las facturas, mientras los problemas se multiplican en los servicios públicos, al igual que los anuncios de huelga en decenas de sectores. La propuesta de reducir los derechos de los trabajadores en la que estaba trabajando el hasta ahora ministro de Transportes Grant Shapps, puede conducir a un choque frontal con los sindicatos.

 Inestabilidad política

Truss es el cuarto primer ministro del Reino Unido en ocho años y su designación no acabará con este largo periodo de inestabilidad política de una nación que después de doce años de gobiernos conservadores ha perdido el rumbo. Las divisiones internas de los ‘tories’ se han exacerbado a lo largo de la campaña de las primeras y las maquinaciones no terminarán aquí. Truss no tiene el respaldo de su grupo parlamentario. Hay quienes ya alientan públicamente el retorno de Johnson. Otros especulan con elecciones anticipadas, de las que hablaba el ultraconservador Daily Express hace unos días, e incluso adelantaba la fecha el 5 de octubre del próximo año para la celebración. Los laboristas van a la cabeza en los sondeos y Truss está dispuesta a aprovechar la mayoría actual en la Cámara de los Comunes. Allí tendrá lugar su estreno el miércoles en la sesión de control frente al jefe de la oposición, Keir Starmer, en la apertura del nuevo curso político. Antes Truss habrá presidido el primer consejo de ministros con su equipo.