Ha sido una dura travesía de 18 meses. En ese largo viaje, que hasta hace poco parecía destinado al fracaso, se han perdido algunos de los tesoros que habrían asentado en Estados Unidos la mayor ampliación en décadas del Estado de bienestar. El barco, que estuvieron a punto de hundir no solo el bloqueo republicano sino especialmente la oposición de dos senadores demócratas, Joe Manchin y Kyrsten Sinema, se dispone ahora a llegar a puerto. Y el presidente, Joe Biden, tiene prácticamente garantizada en los próximos días una victoria legislativa que dejará logros históricos en lucha contra la emergencia climática, en sanidad y en materia fiscal.

Se trata de un triunfo que puede ser crucial para el mandatario, con los índices de popularidad por los suelos pero que podrá apuntar a su capacidad de lograr hacer avanzar legislación incluso con un control precario del Congreso. Y puede ser también importante para los demócratas de cara a las elecciones legislativas de noviembre, en las que está en juego su control de las Cámaras.

El proceso

La propuesta de Ley de Reducción de la Inflación, una norma mucho menos ambiciosa que el paquete Build Back Better de tres billones de dólares con que Biden planteó inicialmente su revolución social, recibió luz verde en el Senado el domingo. Lo hizo días después de que Manchin y Sinema accedieran a apoyar la proposición tras imponer algunos cambios y después, también, de que se incluyeran restricciones para poder votarla a través del llamado proceso de reconciliación, que permite la aprobación de normas con una mayoría simple siempre que las provisiones solo afecten a cuestiones presupuestarias federales.

El ansiado 51-50 se alcanzó con el definitivo voto de la vicepresidenta, Kamala Harris, tras una sesión maratoniana de debate y votación de enmiendas que se prolongó toda la noche del sábado. Y el viernes se votará en la Cámara de Representantes, donde el control demócrata da casi por seguro que la norma será aprobada.

Solo restará entonces que estampe su firma Biden, que ya el domingo emitió un comunicado de celebración. “Me presenté a presidente prometiendo hacer que el Gobierno trabaje de nuevo para las familias trabajadoras y esto es lo que esta ley hace. Punto”, declaró.

Clima, sanidad e impuestos

La propuesta plantea movilizar unos 430.000 millones de dólares en la próxima década. Antes de las alteraciones al texto el fin de semana se había calculado que generará unos 740.000 millones en ingresos, con una potencial reducción de 300.000 millones en el déficit.

Incluye una inversión sin precedentes de más de 370.000 millones destinados a combatir el cambio climático. La mayor parte (260.000 millones) se destina a subsidios fiscales que incentivan las energías limpias. Y se ha calculado que todo ayudará a EEUU a recortar para 2030 un 40% sus emisiones respecto a los índices de 2005, acercando a Biden a su promesa de una reducción de entre el 50 y el 52% de la que recientemente le alejó el Tribunal Supremo.

La propuesta de ley incluye también los cambios más significativos en el sistema sanitario público desde que se aprobó la reforma sanitaria de Barack Obama. Por primera vez en la historia Medicare, el sistema para mayores de 65 años, podrá negociar directamente el precio de los medicamentos (aunque empezará modestamente por solo 10 fármacos). Los mayores, además, verán establecido en 2.000 dólares el límite de lo que pueden tener que pagar de su propio bolsillo por medicinas. Además, por tres años se extienden los subsidios para que puedan asegurarse a través de Obamacare las personas de ingresos bajos y medios.

La medida fiscal más significativa es el establecimiento de un impuesto mínimo del 15% a las corporaciones que tienen beneficios de más de mil millones de dólares anuales y que habían estado usando maniobras fiscales para eludir las tasas federales, aunque para lograr el voto de Sinema se han excluido empresas en manos de firmas de capital riesgo. También se establece un impuesto del 1% por recompra de acciones y se refuerza la inversión en Hacienda para que pueda ser más estricta.

Críticas

Para lograr la luz verde a la propuesta de ley, que pese a su título no se espera que tenga efectos inmediatos en la inflaciónespecialmente dado que algunas provisiones tardarán años en empezar a aplicarse, los demócratas han tenido que abandonar medidas ambiciosas que inicialmente planteó Biden como la universalización de las guarderías, el establecimiento de bajas pagadas por maternidad o la eliminación de recortes fiscales aprobados por Donald Trump. Por eso voces progresistas como la de Bernie Sanders han cuestionado y criticado la propuesta de ley (aunque el senador de Vermont, que la ha tildado de “un paso adelante muy modesto”, acabó votando a favor).

Los republicanos, por su parte, han atacado la norma como “partidista”, han denunciado que no contribuirá a reducir la inflación y aseguran que subirá los impuestos a los ciudadanos corrientes, un extremo que rechazó Biden en su comunicado recordando que “no sube los impuestos a quienes ganan menos de 400.000 dólares al año, ni un centavo”.