El vuelo del avión militar de la congresista Nancy Pelosi que despegó de Malasia y aterrizó en Taiwán fue posiblemente el más seguido de la Historia en las redes sociales. Su aterrizaje en el aeropuerto de Taipei pasadas las 10 PM (hora local) confirmó una visita sin carácter oficial ni anuncio previo pero de potencial tormentoso en el estrecho de Formosa.

Menos de 24 horas depués, el mismo avión ha despegado del aeropuerto Songshan de Taipéi, después de una visita en la que la funcionaria ha prometido que "Estados Unidos no abandonará a Taiwán" y que ha indignado a Pekín. Antes de montar en el avión y continuar su gira por Asia con paradas en Corea del Sur y Japón, la políticaha aseveró en su cuenta de Twitter: "Que nadie se equivoque. El compromiso de Estados Unidos con el pueblo de Taiwán permanecerá inalterable ahora y en las próximas décadas".

Pelosi ha visto con activistas por los derechos humanos entre los que se encontraba Wuer Kaixi, uno de los líderes del movimiento estudiantil que protagonizó las protestas en la plaza pequinesa de Tiananmen, reprimidas por China en 1989. En el evento, en el parque Jingmei de Taipéi, Pelosi también conversó con el librero arrestado e interrogado en China por vender libros prohibidos por Pekín en su librería de Hong Kong, Lam Wing-kee, y con el activista Lee Ming-che, encarcelado por "subversión" en China entre 2017 y 2022.

En las últimas horas, Pekín ha respondido al viaje, que ha calificado de "deplorable traición" y "farsa", con un despliegue militar en el Estrecho de Taiwán y con sanciones a las importaciones procedentes de la isla.

Taiwán, con quien EEUU no mantiene relaciones oficiales, es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y EEUU, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de la isla y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con el gigante asiático.

De la retórica se desprende que no será liviana. El presidente chino, Xi Jinping, advirtió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, de que “se quemará si juega con fuego”. El viaje de Pelosi empuja a Pekín a un escenario delicado. Por un lado, medidas militares inéditas; del otro, editoriales inflamados y pataletas diplomáticas. Con uno se expone a consecuencias imprevisibles con la primera potencia militar mundial y el otro sería percibido por el mundo y su pueblo como una rendición oprobiosa. "El tigre de papel" que decía Mao de sus enemigos.

El ministerio chino de Defensa prometió "acciones militares selectivas", con una serie de maniobras militares en torno a la isla que empezarán el jueves, entre ellas "el disparo de municiones reales de largo alcance" en el estrecho de Taiwán, que separa la isla de la China continental. Estas maniobras son "una medida necesaria y legítima para responder a las graves provocaciones de algunos políticos estadounidenses e independentistas taiwaneses", según la diplomacia china.

En ciertos puntos, la zona de operaciones chinas se acercará a menos de 20 kilómetros de la costa de Taiwán, según las coordenadas compartidas por el ejército chino. El ministerio taiwanés de Defensa dijo que los ejercicios violan las aguas territoriales de la isla.

"Algunas áreas de los ejercicios chinos violan (...) las aguas territoriales" taiwanesas, indicó el portavoz del ministerio de Defensa, Sun Li-fang. "Esta es una acción irracional que desafía el orden internacional", agregó. Japón manifestó a China su preocupación por las maniobras, que a su juicio se sobreponen a su zona de exclusión económica.

Habrá que diferenciar entre las medidas inmediatas y las posteriores, juzga Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China. “Hasta ahora sus ejercicios militares en el estrecho han sido comedidos, sin que sus aviones y barcos traspasaran los límites. Ahí puede haber un cambio sustancial e irreversible para subrayar una presión militar mas incisiva sobre Taiwán. Habrá algún gesto que marque un salto cualitativo pero tendrán más enjundia las medidas a renglón seguido para responder a la falta de respeto de Estados Unidos por sus intereses. China trasladará un mensaje claro tanto a su población como a Washington”, avanza.

Mar del Sur

El peligro no radica en las intenciones sino en los accidentes. En el Mar del Sur de China, por ejemplo, se ha rozado la tragedia en varias ocasiones por el acercamiento imprudente de barcos o aviones chinos y estadounidenses. La densidad en las aguas taiwanesas multiplica estos días el riesgo. Varios navíos chinos rondan la línea media, la oficiosa frontera marítima, y algunas informaciones aseguran que hasta la zona se dirigen dos de sus portaaviones. Al este de Taiwán también han llegado cuatro buques de guerra estadounidenses y un portaaviones. “Maniobras rutinarias”, ha prometido Washington. Y la prensa taiwanesa habla de envío de cazas para reforzar posiciones y de una alerta máxima en las tropas.

China y Estados Unidos ya se han culpado preventivamente de lo que pueda ocurrir. Pekín ve en la visita de Pelosi otra línea roja que ignora Washington en un asunto sagrado. Para la Casa Blanca, en cambio, el viaje del mayor cargo estadounidense en décadas a la isla, el olímpico desprecio a los intereses chinos y el masivo despliegue de aviones y barcos de guerra en su patio trasero son minucias que Pekín debería digerir sin aspavientos.