Mario Draghi jugó fuerte, perdió de forma clamorosa y esperó un noche para, como había prometido, presentar su dimisión si no lograba elaborar un nuevo pacto de Gobierno ampliamente consensuado entre sus aliados. "Como veis, a veces el corazón de un banquero también se usa. Gracias por todo el trabajo hecho en este periodo", dijo finalmente, ya completamente resignado, antes de presentarse este jueves temprano ante el presidente de la República, Sergio Mattarella. Los partidos italianos han puesto así fin a 17 meses de un Gobierno que había vuelto a colocar a Italia entre los grandes de Europa y del mundo. Con ello, el país celebrará unas nuevas elecciones anticipadas en un plazo máximo de 70 días, posiblemente en septiembre.

Un final que ha dejado boquiabiertos a los italianos pero que los partidos de la derecha han festejado. La primera ha sido Giorgia Meloni, la jefa del ultraderechista Hermanos de Italia, partido heredero del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), conocido por sus ideas euroescépticas, populistas y contrarias a la inmigración. La razón de su alegría: al haber sido la única gran fuerza política fuera del Ejecutivo de Draghi, Hermanos de Italia es hoy el primer partido en Italia por intenciones de voto (cerca del 24%, cuando hace tan solo cuatro años tenía apenas el 5%), según los últimos sondeos disponibles.

En apenas una semana -la crisis la abrió el Movimiento 5 Estrellas el pasado jueves-, Italia pasó así de ser uno de los países más escuchados en Europa a ser motivo de preocupación para sus aliados también fuera del continente europeo. Sobre todo porque, más allá del golpe inicial de la dimisión de Draghi, lo que subyace es el temor por la coalición que pueda venir a gobernar un país miembro del G7, del G20, y que es la tercera economía de la Unión Europea (UE). Aunque la duda es también si los italianos castigarán a las fuerzas políticas (además de Hermanos de Italia, la Liga de Salvini y los 5 Estrellas) que se han regocijado por el final de un Gobierno que ha tenido una altísima popularidad (el 65% quería que Draghi se quedara), por su gestión de las medidas de contención de la pandemia y sus resultados económicos.

Cinco gobiernos en siete años

Una vez más, la gestión de la crisis ha estado en manos del anciano presidente Mattarella, que -con el de Draghi- ya suma cinco Gobiernos transalpinos caídos en sus siete años de permanencia en el cargo. Y, esta vez, después de encontrarse con los presidentes del Senado y del Congreso italiano, Elisabetta Casellati y Roberto Fico, Mattarella ha optado por disolver las cámaras del Parlamento, el paso previo a la convocatoria de unas elecciones generales anticipadas que anteriormente estaban previstas para la primavera de 2023.

“La disolución anticipada del Parlamento es siempre la última elección a tomar, en particular si, como ocurre en un periodo como este, hay muchos e importantes deberes a los que hacer frente para (defender) el interés del país”, ha explicado Mattarella. En esta línea, el anciano presidente ha citado, entre estos deberes, las continuas alzas de la inflación, la necesidad de frenar la guerra de Rusia en Ucrania, y los compromisos con la UE para la recuperación económica de Italia. Sin embargo, “la situación política que se ha presentado ha llevado a esta decisión”, ha explicado. Y todavía así, “espero, aun en el tono dialéctico intenso de la campaña electoral, una contribución constructiva en el interés superior de Italia”, ha concluido el político.

Se dispara la prima de riesgo

Declaraciones muy claras, y duras, que reflejan los diques que el presidente de la República desea poner a las derivas que la crisis política italiana pueda tomar. Más aún que incluso la prima de riesgo (el diferencial entre el bono italiano y el alemán, considerado más estable) no ha parado de crecer desde que el jueves se supiera que Draghi ya no contaba con un apoyo parlamentario suficiente para mantener a su Gobierno en vida. Así, en apenas un día, ese indicador financiero pasó de estar por debajo de los 200 puntos a rondar este jueves los 230 (+6%). Y una senda similar también la tomó la bolsa de Milán que, al final de la jornada, cerraba a la baja (-0,7%), lastrada sobre todo por los desplomes del sector bancario y de las empresas públicas italianas.

En verdad, estos diques podrían encontrarse en el Partido Democrático (PD), el más grande partido europeísta en Italia en estos momentos, al que los distintos sondeos sitúan en una posición similar a la de Hermanos de Italia, o poco por debajo, en las intenciones de voto. El problema es el desplome de Movimiento 5 Estrellas, y la poca trascendencia electoral de los otros partidos moderados del arco parlamentario, lo que dificulta las alianzas para formar coaliciones. Y esto en un país como Italia, donde gobernar en solitario ha sido en los últimos años una quimera.