El levantamiento indígena ha cumplido dos semanas en Ecuador. El final de esta crisis anunciada es tan incierto a estas alturas como la suerte del propio presidente, Guillermo Lasso. El exbanquero no solo siente el cerco de las calles de Quito, donde la protesta ha dejado al menos cuatro muertos. Los seguidores del expresidente Rafael Correa en el Congreso intentan destituirlo o forzar las elecciones anticipadas de un mandatario que ha asumido hace 13 meses.

En la noche del domingo, Lasso anunció la reducción de 10 centavos de dólar del precio de los combustibles, uno de los detonantes del nuevo estallido social que recuerda a los sucesos de 2019 contra Lenin Moreno. Sin embargo, Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) consideró "insuficiente" esa medida "unilateral" porque "no se compadece de la situación de pobreza" de casi el 30%. La Conaie ha considerado que la rebaja comunicada por Lasso no es fruto de su disposición al diálogo sino una muestra de que la "lucha del movimiento indígena, de otros sectores sociales, y ciudadanos está dando frutos". En ese sentido aseguró que si bien ya ha obtenido respuestas positivas a la mitad de su pliego de demandas, entre ellas el levantamiento del estado de excepción, el movimiento indígena permanecerá en la capital hasta que el Gobierno cumpla con todas sus exigencias.

Los reclamos de la Conaie son un calco de los que encendieron la chispa de la protesta tres años atrás, con el previsible añadido de los efectos en la economía ecuatoriana de la invasión rusa a Ucrania. Además del tema de los combustibles piden apoyo estatal para agricultores, campesinos, transportistas, pescadores, medidas de alivio económico para más de cuatro millones de familias y la posibilidad de que sean renegociadas las deudas que tiene buena parte de la población con bancos públicos, privados y cooperativas. A su vez, la Conaie quiere "precios justos" para productos como la leche, el arroz, el banano, cebollas, abonos, papas y otros productos. Y no solo eso: rechaza que el Gobierno firme tratados de libre comercio que afecten la producción nacional o avance en su política minera y petrolera por los daños que causa al medio ambiente. El menú de solicitudes está tan lejos del programa de Lasso que no dudó de acusar a su líder, Leonidas Iza de ser un "anarquista que ha engañado al sector indígena".

La disputa llega al Congreso

La calle no es el único frente de tormenta que enfrenta Lasso por estas horas. Unión por la Esperanza (Unes), la agrupación que Correa controla desde su exilio belga, intentará este martes en el Congreso desplazar a Lasso del poder o resolver la crisis a través de nuevas elecciones. Desde el soleado jardín de su casa, el exmandatario dijo a través de Twitter que Lasso "tiene que irse por sus gigantescas mentiras" que generan "violencia e inseguridad sin precedentes". Según Correa, Ecuador ha perdido su capacidad de asombro al punto que gobierna un hombre señalado en los Papeles de Pandora como evasor de impuestos en paraísos fiscales. "Presidente Lasso, no sea cobarde, llame a elecciones. Yo lo hice en 2009 y recibí el respaldo de mi pueblo. ¿Piensa que va a poder gobernar a sangre y fuego tres años más?".

Para el diario capitalino El Comercio, todo indicaría que Unes no logrará en el Congreso los votos que necesita para impulsar su proyecto. "Pero la política muchas veces puede ser el campo de las sorpresas, más aún en una legislatura que tiene igual de imagen negativa en la ciudadanía que el mandatario".