¿Y ahora qué? ¿Qué futuro le espera al gobierno de Emmanuel Macron? Francia se levantó este lunes con la resaca tras el tropiezo la víspera de la coalición de partidos afines al presidente francés. La alianza macronista Juntos perdió la mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, lo que obligará al dirigente centrista y su Ejecutivo a negociar con fuerzas de la oposición reformas y leyes. Con estos comicios, la política francesa viajó a un destino desconocido en el país vecino en las últimas décadas, pero muy frecuentada en el resto de Europa: el parlamentarismo.

Según los resultados definitivos, la coalición afín a Macron obtuvo 246 diputados, lejos del mínimo de 289 escaños para disponer de la mayoría. La alianza Juntos perdió más de 100 diputados y en el caso de La República en Marcha (partido de Macron) vio reducido su número de escaños a la mitad. Es la primera vez desde 1988 que un presidente recientemente elegido (o reelegido) se queda sin mayoría absoluta y tiene que negociar con fuerzas opositoras. 

Su único consuelo: haber quedado como primera fuerza y que la oposición, dividida entre la izquierda y la ultraderecha, difícilmente constituirá una mayoría alternativa. La Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) —formada por la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista, los verdes y los comunistas— se convirtió en la segunda fuerza con 147 diputados, a los que se podría sumar alguno más (el reparto en los distintos grupos no es definitiva). Un buen resultado para la izquierda ensombrecido por la sorpresa de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen, que dejó los sondeos en papel mojado al lograr 89 escaños, todo un récord para el lepenismo. A Macron le espera una oposición fuerte tanto por parte de una izquierda renovada como de la ultraderecha.

“Construir una mayoría de acción”

Durante la noche electoral, la primera ministra Élisabeth Borne, designada a finales de mayo, ya había dicho con un tono dramático que “esta situación representa un riesgo para nuestro país”. “Trabajaremos a partir de mañana para construir una mayoría de acción”, prometió, sin embargo, esta dirigente con un perfil de tecnócrata, a la que llueven las críticas desde sus propias filas, aunque quien diseñó la estrategia de campaña fue el mismo presidente.

Las primeras víctimas del tropiezo del macronismo fueron las ministras de Transición Ecológica (Amélie de Montchalin) y de Sanidad (Brigitte Bourguignon), así como la secretaria de Estado del Mar, Justine Bénin. Tras perder en sus circunscripciones, las tres tuvieron que dimitir, según una regla no escrita de la política francesa. Macron no se pronunció sobre los resultados ni desveló sus intenciones. Pero se anuló el consejo de ministros previsto para este martes, lo que reforzó las especulaciones sobre cambios en el gobierno en los próximos días. 

La derecha republicana se resiste a pactar con Macron

“Macron debe tener en cuenta el resultado de las legislativas” y “cambiar de línea política, de primer ministro y de gobierno”, dijo la conservadora Valérie Pécresse, fracasada candidata en las presidenciales, tras la reunión de Los Republicanos (LR, afines al PP) para analizar la situación post electoral. Pese a quedar como cuarta fuerza en la Asamblea, con solo 64 diputados, numerosas miradas están puestas en esta histórica formación de la derecha francesa, en teoría, la más proclive a pactar con Macron entre las fuerzas de la oposición. 

No obstante, los dirigentes de LR se resisten a esta alianza que los subordinaría a un presidente que no podrá volver a presentarse en 2027. “No entra en nuestros planes ni un pacto con el gobierno ni una coalición”, dijo el presidente de LR, Christian Jacob, sobre una alianza reivindicada en reiteradas ocasiones por el expresidente Nicolas Sarkozy. 

El primer momento en el nuevo Parlamento que se augura complicado para el macronismo será el voto de confianza, previsto para principios de julio. Para esas fechas, la NUPES ya ha anunciado que presentará una moción de censura. En plenas turbulencias económicas por la inflación y geopolíticas por la guerra en Ucrania, las dificultades del segundo mandato de Macron no han hecho más que empezar.