Los cafés de Rabat reúnen de nuevo a amigos y las calles se llenan de familias que salen a pasear. Marruecos vive su primer Ramadán sin restricciones tras dos años de pandemia. Al desaparecer el sol por el horizonte, las más de 50.000 mezquitas del país llaman a coro a los fieles a la oración, es el momento de reunirse alrededor de una mesa abarrotada de comida y dar el primer trago tras doce horas de ayuno.

No pueden faltar los dátiles, que muchos comen en cantidades impares, siguiendo lo que se dice que hacía el profeta Mahoma; la harira, la sopa marroquí por excelencia; la chebakia, un dulce empalagoso, si se come en exceso, rebozado en sésamo y miel; pero sobre todo es indispensable la compañía de los seres queridos.

En 2020, el país vivió este mes sagrado confinado en casa y el año pasado con un toque de queda a partir de las 20 horas. Esto provocó que muchos familiares no pudieran reunirse para celebrar este momento, también que las calles estuvieran desiertas por la noche. Normalmente, tras romper el ayuno con la puesta de sol, la gente aprovecha para salir, y pasar un buen rato, un ambiente que en algunos puntos de la ciudad se alarga hasta altas horas de la madrugada.

Pasear frente al océano

A Latifa le gusta salir por la noche a pasear frente al océano, también acudir a la mezquita junto a su familia. “Las restricciones cambiaron un poco nuestra vida los últimos dos años, no podíamos salir de casa después de romper el ayuno, era muy difícil. Este año en cambio estoy muy contenta, como todos los marroquís”, explica en su primer día de Ramadán.

“Esperamos a todos los marroquís: las familias, la gente que va a venir a Marruecos, también a los turistas”, explica Najil Wiam, propietaria, junto a su padre, del restaurante Dar Naji de Rabat. Cuenta que hace dos años que no pueden abrir durante este mes sagrado por las y que “inshallah (si Dios quiere) este año va a cambiar”, confía Wiam. “Tenemos un menú especial para romper el ayuno, también esperamos que la gente venga a cenar por la noche o a tomar el té, recibimos a muchos clientes”, explica.

Los más religiosos también van a poder acudir de nuevo a las mezquitas para rezar durante la noche. En el pasado Ramadán la pandemia también obligó a mantener las puertas cerradas de estos lugares sagrados durante el último rezo del día.

Subida de los precios

El mes de Ramadán está marcado por la subida de los precios de muchos productos y de los transportes, como pasa en España las fechas señaladas de Navidad. Pero este año se suma a este incremento el aumento global de los precios provocado por la incerteza del conflicto en Ucrania y la especulación con los recursos, además de la sequía que vive el país.

“Todo ha subido, las verduras, la carne, la harina, el aceite, el azúcar”, explica Wiam. “Incluso antes del Ramadán ya aumentaron los precios”, precisa la propietaria de este popular restaurante de la ciudad.

En Marruecos el litro de gasolina se sitúa estos días en los 14 dirhams aproximadamente (1,30 euros), una tendencia que sigue en aumento. “De récord en récord”, explica el diario Medias24; “Los precios de los carburantes marcan una de las subidas más espectaculares de la historia de Marruecos”, relata el periódico Le Matin.

La solidaridad también es protagonista en este mes sagrado para los musulmanes. En diferentes barrios de Rabat, la población se ha organizado para hacer una recolecta y ayudar a la gente con más dificultades. En algunos supermercados también hay cestas preparadas con productos básicos para que todas familias puedan pasar el mejor Ramadán posible.