Tras el paréntesis de protección social de la pandemia, el retorno a la senda de las reformas neoliberales. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha presentado este jueves por la tarde su programa para las elecciones presidenciales de Francia marcado por una orientación económica claramente de centroderecha, en una rueda de prensa que ha durado casi cuatro horas. Estas propuestas “se han alimentado de las crisis que hemos pasado en los últimos cinco años y que no estaban previstas”, defendió el dirigente centrista. No obstante, Macron apuesta por dejar atrás las políticas expansivas para afrontar la pandemia y retoma el camino de medidas que probablemente indignarán a los sindicatos y a la izquierda francesa.

“Cuando la coyuntura empeora, debemos proteger a los empleados. Pero cuando esta mejora, debemos incitar a regresar al trabajo”, aseguró el mandatario francés para justificar este retorno de medidas de recorte de derechos del avanzado modelo social. La primera de ellas será alargar la edad mínima de jubilación hasta los 65 años. Actualmente, los franceses pueden jubilarse a partir de los 62 años, tras haber cotizado entre 42 y 43 años. Será un proyecto “distinto al de 2017”, dijo en referencia a su anterior reforma de las pensiones, que sacó a centenares de miles de personas a la calle en el invierno de 2019 y 2020 y quedó guardada en un cajón debido a la pandemia.

El estallido de la guerra en Ucrania ha reforzado la condición de favorito del presidente francés. La invasión rusa ha desembocado en un efecto de "unidad nacional" y eso ha catapultado sus intenciones de voto. Según los últimos sondeos, obtendría alrededor del 30% de los votos en la primera vuelta y se impondría con claridad ante cualquiera de sus rivales en la segunda, probablemente los ultras Marine Le Pen o Éric Zemmour o el insumiso Jean-Luc Mélenchon (ecosocialista). Y eso le permite anunciar medidas impopulares por una parte del significativa del electorado.

Recortes en pensiones y desempleo

“Tenemos que hacer en los próximos cinco años lo que ya hemos hecho durante los últimos cinco años”, defendió Macron. Además de las pensiones, quiere reformar el sistema de desempleo para recortar el gasto público destinado a ayudar a las personas en el paro. Las medidas sobre el desempleo y la jubilación servirán a financiar las disminuciones de impuestos propuestas por Macron, valoradas en unos 15.000 millones anuales. Además de bajar los impuestos en 7.000 millones a las empresas, promete suprimir el impuesto de sucesiones hasta los primeros 150.000 euros y la cotización anual de 138 euros para financiar el servicio audiovisual público.

Otra medida conservadora: exigir a los beneficiarios de la Renta de Solidaridad Activa (RSA) —el equivalente galo del Ingreso Mínimo Vital— que sigan cursos de formación durante 15 o 20 horas semanales si quieren recibir esta ayuda. Una propuesta calcada aparece en el programa de Valérie Pécresse, candidata de Los Republicanos (socios del PP en Francia).

Mano dura en materia migratoria

También prometió mano dura en materia migratoria. Anunció que, si es reelegido en los comicios del 10 y 24 de abril, todos aquellos migrantes a los que se rechace su solicitud de asilo serán devueltos a su país. “Si un Estado decide no cooperar —y aceptar el retorno de los migrantes expulsados—, se trata de un Estado con el que adoptaremos una política de reducción del número de visados”, prometió. “Me da igual, realmente, totalmente, presidencialmente. Lo que me importa es lo que funciona para el país y nos hace más fuertes y permite a los franceses y las francesas que puedan vivir mejor”, respondió tras ser preguntado si su programa se inspiraba en el de Pécresse.

Aunque las promesas en economía, seguridad e inmigración de Macron se inclinan a la derecha, incluso más que en 2017 —cuando prometía querer “unir lo mejor de la derecha y la izquierda”—, propuso algunas medidas sociales. Por ejemplo, subir de 116 a 174 euros las ayudas a las madres solteras, establecer una jubilación mínima de 1.100 euros (para aquellos que hayan cotizado 43 años) o aumentar las inversiones destinadas a las universidades francesas, marcadas por un fuerte declive en la última década. Incluso más interesante resulta su propuesta de organizar una asamblea ciudadana para debatir sobre el “final de vida digno”.

“Una nación más independiente ante las crisis”

Las promesas macronistas para un hipotético segundo mandato se inscriben en la continuidad de las políticas aplicadas antes de la pandemia. Pero sí que tienen en cuenta los desafíos representados por la urgencia climática y la guerra en Ucrania. Para lograr una descarbonización de la economía, recuperó la misma fórmula defendida en los últimos meses: combinar la energía nuclear con las renovables. En concreto, recordó su propuesta de construir seis nuevas centrales nucleares e invertir 30.000 millones en las tecnologías del futuro. También defendió aumentar las inversiones para renovar energéticamente 700.000 viviendas cada año. En respuesta a la invasión rusa del territorio ucraniano, presumió de su política de aumento del gasto militar durante los últimos años de su mandato, lo que permitió que Francia supere el 2% exigido por la OTAN. En el caso de que logre su reelección, defendió incrementarlo de los 40.000 millones actuales a 50.000 millones. Una fuerte subida del gasto militar destinada a lograr “una nación más independiente ante las crisis” y “poder afrontar una guerra de alta intensidad que puede volver en nuestro continente”.