La Opinión de Murcia

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Los oligarcas de Putin quieren convertir a Mallorca en su colonia

Mientras se disparan las facturas y la inflación por la ayuda a Ucrania, crece la perplejidad ante la pasividad del Gobierno español, frente al activismo británico que aspira a que los oligarcas que saquean la mitad de la riqueza rusa paguen el dispendio occidental en la guerra

El ‘Amore Vero’ (110 millones) con el que Igor Sechin frecuenta Balears. / ALBERT GEA

Por tierra, mar y aire, los oligarcas de Putin han comprado grandes fincas en Mallorca a través de sociedades pantalla, atracan sus yates en los puertos de Balears y aterrizan sus reactores privados en Son Sant Joan. La importante penetración de los magnates rusos no es desordenada, y obedecía a la intención de convertir a la isla en una colonia de Moscú.

De momento, la guerra de Ucrania no ha cancelado el proyecto de dominio. A diferencia de Alemania, Reino Unido, Italia, Mónaco o Francia, el único país del entorno que no ha cumplimentado la consigna europea de incautación de bienes es España. El ministerio de Transportes ha informado a las autoridades locales de que el listado de propiedades, encargado a las instalaciones náuticas, no conlleva de momento en ningún caso el propósito de una confiscación.

Putin convoca a una treintena de oligarcas en el Kremlin, para informarles de la repercusión de la invasión de Ucrania. Al menos cuatro de ellos tienen vínculos mallorquines estrechos. Alexei Mordashov (18 mil millones de euros), propietario del megayate Nord (460 millones), se sienta a la izquierda del presidente ruso, con su rango de impulsor de un plan para intensificar los lazos inmobiliarios y turísticos entre Rusia y Mallorca.

En el centro de la reunión del Kremlin se inclina sobre su asiento Andrei Melnichenko (16 mil millones), que disfruta de largas estancias en las costas mallorquinas a bordo del yate A (70 millones), diseñado por Philippe Starck y nombrado en honor a la esposa del magnate, Aleksandra. A la derecha de Putin se oculta en la penumbra del segundo plano Igor Sechin, de acuerdo con su sobrenombre de Darth Vader y de su currículum de dirigente de la KGB. Frecuenta Balears en el yate Amore Vero (110 millones, 11 millones de mantenimiento anual), intervenido en Marsella cuando se aprestaba a huir, y que hasta el divorcio llevaba el nombre de su esposa Olga Sechina.

Mordashov (centro) en el Club Robinson Cala Serena. / ALBERT GEA / REUTERS

Para finalizar el recorrido mallorquín de la foto histórica, en primera fila se sienta Vagit Alekperov (26 mil millones), el presidente azerí de la petrolera Lukoil. Su yate Galactica (70 millones) es otro habitual de las costas baleares, y se hallaba en unos astilleros barceloneses al comenzar la guerra. De hecho, la mayoría de barcos de oligarcas se concentran incluso en invierno en el Mediterráneo Occidental, reconvertido en su mar privado. Ahora han huido a las Maldivas.

En la cumbre de Putin faltaba Dmitry Rybolovlev (seis mil millones), propietario del Monaco que atraca su yate Anna (220 millones) en Ibiza, con su helicóptero a cuestas. Su máximo ejecutivo Vadim Vasyliev, vicepresidente del club de fútbol monegasco hasta 2019, no solo posee una residencia mallorquina, sino que promociona la isla para la inmobiliaria Balear House donde la adquirió. «Me enamoré de Mallorca desde la primera vez que puse un pie en la isla en 2007. Lo supe inmediatamente y esperaba algún día poderme comprar una casa aquí».

La presencia del coleccionista de arte Rybolovlev y de Vasyliev convirtió a la isla en escenario de un hito histórico. Los gestores del Monaco convocaron en Mallorca a su jugador adolescente Kylian Mbappé, para comunicarle en 2017 que no ficharía por el Real Madrid, sino que su destino era el PSG parisino.

Por orden de importancia, es ajustado afirmar que Mordashov no es solo el magnate sino la persona más importante de Mallorca. Con su 34 por ciento de TUI, que ha mantenido contra viento y marea durante la pandemia, es un gestor clave del destino turístico. El gigante de los turoperadores alemanes mantiene sociedades cruzadas con firmas como Riu o Grupotel.

El peso decisivo de Mordashov en el negocio turístico pretendía establecer una conexión mallorquina con Rusia y Ucrania, por irónico que parezca, de la intensidad de la fraternidad vigente con Alemania. Recorrió los cielos de la isla en helicóptero para estudiar sus posibilidades. Reunió a la cúpula de su grupo en el Robinson Club que TUI administra en cala Serena. Su vestuario no congeniaba con su ambición. El bloqueo de sus acciones en el turoperador y el arresto de su yate Lady M (65 millones) pueden dar al traste con sus ambiciosos planes.

El megayate 'Nord' (460 millones), de Alexei Mordashov. / B. RAMON

El yate Tango (110 millones) del ucraniano Viktor Vekselberg (seis mil millones) se ha convertido en el portaestandarte del influjo de los oligarcas en Mallorca, por hallarse en reparación en Astilleros Mallorca al estallar la guerra. Este caso se erige en ejemplo de que Europa puede perseguir los bienes equivocados. El emperador del aluminio con pasaportes israelí y ruso posee dos aviones privados que también ha utilizado en Son Sant Joan, y que igualan el valor de su flota naval. Su reactor Airbus A319 está valorado en más de ochenta millones de euros. La flotilla se completa con un Bombardier Global 6000 por encima de los 40 millones.

El intento de hundir el Lady Anastasia (siete millones) en Port Adriano, a cargo de un marino ucraniano, supuso la presentación en Mallorca de Alexander Mikheev, el máximo responsable estatal de la venta de armamento ruso siempre a las órdenes de Putin. Sus intereses en la isla no se limitan al yate saboteado, sino que incluyen una segunda embarcación y propiedades inmobiliarias.

La relación tiende al infinito. La silueta del Stella Maris (70 millones y 72 metros) de Rashid Sardarov (cuatro mil millones) amarró en 2017 en Palma, frente al edificio Mediterráneo del paseo marítimo. Este billonario, ligado al petróleo como la mayoría de sus congéneres, opera a través de compañías suizas. En el vecindario se instala el Quinta Essentia (2 millones) de Valentin Zavadnikov (300 millones) propietario del vodka Beluga.

Instalados en sus mansiones flotantes, los oligarcas no necesitan posesiones terrestres, pero también han penetrado en suelo mallorquín dentro de la operación por el control de la base esencial en el Mediterráneo Occidental que monopolizan. La bandera rusa ondea en una de las parcelas más codiciadas de primera línea de Cap Falcó.

El yate ‘A’ (70 millones), nombrado en honor a la esposa de Andrei Melnichenko. / RICARDO GROBAS

Los magnates rusos han tenido tiempo de cometer infracciones medioambientales, que han obligado al Seprona de la Guardia Civil a llevar a cabo las investigaciones pertinentes con desenlace judicial. En una finca de la Tramuntana, la esposa del magnate atendía a los pagos más modestos con billetes de 500 euros. Los entregaba con tanta generosidad que el ayuntamiento correspondiente se sintió obligado a despedir al empleado municipal que despachaba con la generosa millonaria, y no se trata precisamente de uno de los enclaves que se caracterizan por una especial vigilancia hacia la corrupción.

Los terratenientes rusos más exóticos se han instalado como es habitual en Ibiza, empezando por Pavel Te, de estirpe coreana y que también ha colisionado con la legislación medioambiental. Las propiedades terrenales citadas palidecen frente al imperio que han levantado en la costa no urbanizable de Mallorca los hermanos David y Simon Reuben (20 mil millones). En efecto, son británicos, pero el origen de su fenomenal fortuna se halla en su asociación alumínica con Oleg Deripaska (cuatro mil millones), que llegó a ser el hombre más rico del mundo y que ha sido embargado por su proximidad a Putin.

Roman Abramóvich (doce mil millones) es el gran elefante blanco de los oligarcas. Su gigantesca flota ha navegado por Balears, el propietario a quien se ha incautado el Chelsea forma parte de la rusificación de Mallorca. La intensidad de la penetración se divulgó a raíz de la detención en el litoral de Calvià de Gennadios Petrov, acusado de liderar una trama mafiosa en San Petersburgo y que sería finalmente absuelto por la Audiencia Nacional. A su alrededor, el diputado Vladislav Reznik de la Duma, con casa en Son Vida, el entonces ministro de Defensa ruso Anatoli Serdiukov y el primer ministro Viktor Zubkov. Las taifas del Kremlin saldaron sus cuentas pendientes en Mallorca.

Mientras se disparan las facturas y la inflación por la ayuda a Ucrania, crece la perplejidad ante la pasividad del Gobierno español, frente al activismo británico que aspira a que los oligarcas que saquean la mitad de la riqueza rusa paguen el dispendio occidental en la guerra. Para entender la inacción de Madrid en las incautaciones, es revelador un fragmento del escrito de acusación de la fiscalía anticorrupción contra la mafia rusa en Mallorca , al destacar que "el enorme rendimiento económico generado es canalizado en España mediante asesores jurídico-financieros, que trabajan casi exclusivamente para la organización mafiosa".

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