La Opinión de Murcia

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Análisis estratégico

El avispero báltico que visita Pedro Sánchez

Un informe militar español advierte del riesgo de que Rusia desestabilice Letonia y el resto del Báltico

Subgrupo táctico mecanizado Lobo, unidad del ejército español desplegado en la misión de la OTAN en Letonia.

"No puede ignorarse" el "riesgo de desestabilización en los países bálticos provocado por una injerencia indirecta y encubierta de Moscú, que podrían favorecer disturbios provocados por reivindicaciones (...) de la importante minoría rusa". En ese clima de desestabilización "no sería demasiado difícil agitar las aguas lo suficiente como para hacer incómoda la presencia de las fuerzas de la OTAN, entre las que se encuentran las tropas españolas".

Este peligro describe "Efectos de la guerra de Ucrania en las repúblicas bálticas", un informe redactado para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) por el teniente coronel del Ejército de Tierra Andrés González Martín. El IEEE, organismo público dependiente de Defensa, lo ha reeditado en el presente panorama bélico en Ucrania dada la retomada vigencia del análisis, redactado en julio de 2018, durante el conflicto en el Donbás, prolegómeno de la actual invasión rusa.

Entre sus contenidos, la advertencia de que se libra una "guerra de información dirigida a provocar tensiones internas", en la que es objetivo ruso "aislar políticamente a Letonia, Estonia y Lituania de sus socios europeos debilitando su credibilidad democrática, presentando a estos estados como enemigos de los derechos humanos".

Factores militares: misiles y un débil corredor

El trabajo de González Martín cobra relevancia este martes, día en que el presidente Pedro Sánchez visita a dirigentes e instalaciones militares en la base de Adazi (Riga, Letonia). El trabajo del IEEE se detiene en el principal detalle de carácter operativo militar: el despliegue por parte de Rusia -confirmado oficialmente en febrero de 2018- de misiles balísticos Iskander M3 en la franja de Kaliningrado. Es "un paso más en la militarización de la zona y proporciona capacidades ofensivas a Rusia para realizar operaciones de anti-acceso y negación de área en el Báltico y Polonia".

En términos militares, ganan la "negación de área" aquellas armas y sistemas que impiden el acceso, paso o estancia en un lugar a una fuerza contraria. Contra la interpretación que las autoridades civiles y militares de los países bálticos hacen de ese despliegue, el autor del análisis del IEEE considera que esa distribución de misiles "en ningún caso supone un riesgo directo más para otros países de la Unión Europea". Pero sí estima la interpretación del Estado Mayor del ejército estonio, en el sentido de que los Iskander están ahí para cumplir con "el propósito ruso de controlar el mar Báltico y sus accesos".

El estudio se detiene también en el principal punto débil de la OTAN en un eventual conflicto con Rusia por las repúblicas bálticas, descartando la posibilidad de defenderlas mediante fuerzas convencionales: la brecha de Suwalki, un corredor de solo 104 kilómetros de conexión por tierra de Estonia, Lituania y Letonia con el resto de países OTAN y UE. El pasillo, en la frontera con Polonia, es de "una singular vulnerabilidad para sostener la defensa convencional de los tres estados bálticos".

En este sentido, el teniente coronel González Martín recuerda que las maniobras rusas y bielorrusas Zapad 2017 fueron interpretadas como "la preparación de un futuro asalto a la brecha de Suwalki".

La "angustia estratégica" rusa

El trabajo del IEEE observa la frustración rusa por las invitaciones de la UE y la alianza atlántica a países del este, la "indefinición de la política de puertas abiertas de la OTAN y en paralelo de la UE en el este". Rusia, dice el analista, "percibe como una amenaza a su propia seguridad o prosperidad la integración de sus vecinos en alianzas militares o asociaciones económicas a las que ella no puede acceder", y abunda con perspectiva occidental autocrítica: "El carácter excluyente y exclusivo de las alianzas y asociaciones es el origen del problema". Recuerda además las advertencias de Putin sobre "si comprimes el resorte hasta su límite".

El expresidente ucraniano Petro Poroshenko, al declarar en 2018 su plan de incorporarse a la OTAN en diez años, destacó que "la experiencia de Ucrania sería muy útil para que la OTAN pudiera aprender cómo resistir a Rusia". La percepción rusa de este tipo de iniciativas como amenaza "activa una angustia estratégica" y "una espiral de escalada".

"Creo -dice el autor- que las repúblicas bálticas deberían entender que su seguridad y estabilidad están relacionadas con las intenciones que Occidente tiene de influir en el futuro de Ucrania", donde "hay una guerra que afecta a los intereses nacionales rusos y que Rusia no quiere perder".

Gas a distinto precio para dividir a Europa

El análisis se detiene también en el uso por Rusia del suministro de gas a Europa, y cómo, mientras garantizaba a los países del Oeste la estabilidad de precios, ha amenazado y castigado a los países del Este con cortes y subidas repentinas. "Establecer dos bloques aislados de suministro es un arma poderosa en manos de Moscú", concluye.

En este sentido, encuadra el suspendido proyecto del gasoducto Nord Stream 2 -tubería de la empresa Gazprom directa entre Rusia y Alemania- como parte de esa estrategia. El tubo por el fondo del mar Báltico garantizaría "una relación diferencial y directa entre Rusia y los países del Oeste a través de Alemania que perjudica a los países hasta ahora de tránsito, que pierden peso en sus negociaciones con Rusia".

Es este un riesgo sí percibido por los gobiernos occidentales. "Al desconectar los intereses de garantía de suministro a precios razonables de los distintos países de la Unión se debilita la fuerza de la Unión en su relación con Rusia".

La chispa: rusos discriminados

Con todo, el elemento estratégico más volátil, es hoy el sociopolítico. En el país que visita Pedro Sánchez hay importantes bloques de población de origen ruso soviético con sus derechos disminuidos, en franca contradicción con el espíritu de la UE. Y eso es un peligro.

"En Estonia y Letonia a las minorías étnicas se les exige superar unas pruebas que acrediten el suficiente conocimiento de la historia, las leyes y el idioma propio del país para poder aspirar a que se reconozca su ciudadanía". Eso mantiene a "un número importante de habitantes fuera del sistema político". Estas personas "son identificados por el Estado como no ciudadanos, no tienen derechos políticos y tampoco pueden acceder a puestos en la administración".

En Letonia, según la ONU, son 252.195 personas -6% de la población- , 85.301 en Estonia. Es una franja de "importantes minorías rusas cuyos derechos no han sido plenamente reconocidos", un "objetivo fácil para las campañas de desinformación promovidas por corrientes nacionalistas o directamente por Moscú".

Si la agresión rusa a Ucrania se extiende por el norte, será inflamando ese estrato de descontento, si Putin consigue aplicarle la chispa del odio o el temor a Occidente.

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