En una carta difundida públicamente este martes, el papa emérito Benedicto XVI, que primero negó su presencia en una reunión de 1980 en Múnich en la que se discutió de un caso de abuso y luego se retractó, ha manifestado sentirse "profundamente herido" de que su error haya sido usado para presentarle como "un mentiroso". "Ese error no intencional ha sido utilizado para poner en duda mi honestidad", ha lamentado, al intervenir sobre este caso que ha suscitado gran conmoción en Alemania. "Una vez más solo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón", ha escrito Benedicto XVI. 

"Estoy especialmente agradecido por la confianza, el apoyo y la oración que me ha expresado personalmente el papa Francisco", ha añadido, al asegurar que, ahora que "se encuentra cercano al juez último de su vida", cree que "atravesará con confianza la oscura puerta de la muerte". "Las víctimas de abusos sexuales tienen mi más profunda simpatía y siento un gran dolor por cada caso individual", ha reiterado.

El expapa alemán, de 94 años, ha decidido así volver a hablar sobre el el escándalo de abusos sexuales en las archidiócesis de Múnich y Frisinga, en las que entre 1945 y 2019 hubo al menos 497 casos de abusos a menores perpetrados por 235 personas, entre ellos 173 sacerdotes y nueve diáconos, según lo revelado en enero por una investigación independiente. Muchos de estos sacerdotes habrían además continuado a trabajar en otros puestos después de denuncias de víctimas, según el despacho de abogados encargado de la investigación.

La vinculación de Joseph Ratzinger con el caso remite a que fue arzobispo de Múnich y Frisinga entre 1977 y 1982, antes de convertirse en prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el organismo vaticano encargado directamente de castigar a los sacerdotes pederastas. Además de ello, como primero desvelaron los abogados y luego ha terminado reconociendo también él, Benedicto XVI participó en la mencionada reunión del 15 de enero de 1980. Un encuentro, este, en el que se habló del caso de Peter H., un sacerdote de Renania del Norte-Westfalia que había abusado allí de menores y que luego fue trasladado a Múnich, donde cometió más agresiones.