Israel vuelve a cerrar sus fronteras a todos los extranjeros durante dos semanas para contener la propagación de la variante ómicron de la covid-19, de la que ya hay un primer caso en el país.

En gabinete interministerial de coronavirus se reunió esta noche de urgencia durante más de tres horas y decidió el cierre de los aeropuertos a vuelos internacionales de todo el mundo, así como reimponer la cuarentena obligatoria a los israelíes que regresen al país.

El Ministerio de Salud confirmó el viernes un primer caso de contagio con la nueva variante -un ciudadano israelí procedente de Malawi- y en estos momentos hay al menos otros siete casos sospechosos de infección con la ómicron.

Además, los organismos sanitarios del país están trabajando en la localización de otras 800 personas que podrían haber estado expuestas a la nueva variante.

Así, el viceministro de Defensa, Alon Schuster, ha confirmado que, ante los primeros informes, se teme que ómicron es más infeccioso que las cepas anteriores. "La variante que se descubrió es preocupante (...) Parece que podría ser más contagioso, por lo que estamos tomando medidas lo más rápido posible", ha explicado el viceministro.

La medida está aún pendiente de su aprobación formal, pero prevé que los ciudadanos israelíes procedentes de cualquier país, incluidos los vacunados, deberán cumplir tres días de aislamiento tras su entrada en Israel.

Los viajeros que lleguen a Israel serán sometidos a una prueba PCR en el aeropuerto y deberán hacerse otro test tres días después, y solo después del negativo podrán salir de aislamiento. Los israelíes no vacunados deberán cumplir siete días de aislamiento y realizarse pruebas al inicio y al final del periodo. Los extranjeros que logren un permiso para entrar deberán cumplir cuarentena en hoteles controlados por el Estado.

Previamente, el Gobierno ha ordenado incluir en el listado rojo a 50 países del continente africano y que quienes salgan del país deberán declarar en la web del Ministerio de Sanidad que no viajan a estos países prohibidos. Hacerlo supone una multa de 5.000 shéquels (casi 1.400 euros).

El primer ministro ha aseverado que Israel debe ser cauteloso pues la coyuntura sanitaria a nivel internacional está marcada por la "incertidumbre", lo que hace que la situación no sea "sencilla" ni "cómoda".

"La clave aquí es la precaución y los riesgos mínimos hasta que sepamos más. Queremos mantener el tremendo logro de Israel durante la ola de (la variante) delta", ha remarcado Bennett, quien ha apuntado a un "Israel abierto y funcional, con una economía funcional y un sistema educativo activo" como "la máxima prioridad".

Con el fin de lograr estos objetivos es por lo que el mandatario considera que se debe "mantener un estricto control" sobre las fronteras del país. "Cada día aprenderemos más y sabremos más", ha aseverado.

Finalmente, ha lanzado una invitación a los israelíes para que se vacunen y reciban dosis de refuerzo, incluso si ya han pasado la enfermedad, y ha pedido que los menores estén vacunados antes de la festividad de Hannukah, que comienza este mismo domingo.