Los talibanes han neutralizado esta pasada madrugada un piso franco del Estado Islámico (EI) en Kabul, según ha anunciado este lunes por la mañana el portavoz talibán, Zabihullá Mujahid. "Todos los milicianos del EI que estaban presentes han muerto", ha dicho Mujahid.

La redada de este lunes ha tenido lugar pocas horas después de un ataque -no reivindicado aún por el Estado Islámico- en una mezquita de Kabul. Un yihadista suicida se inmoló este domingo por la tarde precisamente en el funeral de la madre del portavoz talibán. Ocho personas que asistían a la ceremonia murieron, y otras 30 resultaron heridas. 

Este ha sido el primer atentado en Kabul tras la retirada estadounidense. El anterior fue el pasado 26 de agosto, cuando otro yihadista del EI se inmoló entre la muchedumbre que se apilaba a la entrada del aeropuerto de la capital afgana para ser evacuada. En aquel ataque murieron 170 personas.

Ataques constantes

Pero lejos de Kabul, los ataques del Estado Islámico no solo no han parado, sino que se han vuelto constantes, sobre todo mediante emboscadas contra puntos de control y convoyes talibanes. El EI, un movimiento mucho más radical y excluyente que los talibanes, considera demasiado tibios a los nuevos gobernantes de Afganistán. Entre otros motivos, por el rechazo talibán a atentar en el extranjero y por querer abrir vías diplomáticas con otros países.

La provincia de Nangarhar, fronteriza con la de Kabul, se ha mantenido como la principal zona de operaciones en Afganistán del Estado Islámico, que ha asegurado que no cesará en sus ataques. Y mientras tanto, el país se asoma a una crisis humanitaria y económica sin precedentes.