No sería descabellado pensar que el 11 de septiembre de 2001 se podría haber puesto el contador del tiempo a cero. La tragedia que sacudió Estados Unidos marcó un antes y un después en la sociedad, que aprendió a vivir con miedo; en la seguridad aérea, que se vio obligada a cubrir algunas lagunas que eran de sobra conocidas; en los flujos de migraciones, que se agitaron a causa de los conflictos bélicos; en el tablero geopolítico mundial, ya que los países tuvieron que desvelar sus cartas. El 11 de septiembre de 2001 el mundo occidental entró en una guerra de la que hoy en día sigue sufriendo las consecuencias y sobre la que mucha gente se cuestiona ahora el sentido. La retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y la vuelta al poder de los talibanes ha demostrado la ineficacia de una estrategia de George W. Bush que después no se atrevieron a cambiar ni Barack Obama ni Donald Trump. Las imágenes de los aviones de American Airlines y United Airlines impactando contra el corazón financiero de Nueva York, símbolo de los valores modernos, derribaron la creencia de que Occidente estaba por encima de todo, de que era intocable.

Bomberos trabajan en la zona cero, aún cubierta por un espeso polvo tras el derrumbe. Peter Morgan

El panorama político y económico

En aquel fatídico septiembre de 2001 George Bush dirigía EEUU: venía de ser proclamado presidente apenas ocho meses antes tras ganar por un margen estrecho las elecciones de noviembre de 2000. Pese al impacto que supuso el atentado contra el World Trade Center y el inicio de la guerra de Afganistán, su liderazgo no se cuestionó ni dentro del partido ni en el país, tanto que en los comicios de 2004 fue reelegido presidente. El mandatario actual, Joe Biden, que ya tenía 58 años, era senador por Delaware desde 1973 y estaba a punto de ser reelegido por quinta vez. En 2001, Donald Trump se afiliaba al partido demócrata, el mismo año en que se ponía la última piedra de la Torre Trump en Manhattan.

En España, José María Aznar estaba al frente de La Moncloa y Mariano Rajoy ocupaba la vicepresidencia del Gobierno. Un desconocido Pedro Sánchez ya había trabajado como asesor de la socialista Bárbara Dührkop en el Parlamento Europeo y como miembro del gabinete del alto representante de Naciones Unidas en Bosnia durante la guerra de Kosovo. Pablo Casado apenas había cumplido 20 años y cursaba derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Compartía facultad con Pablo Iglesias, que por aquel entonces se estaba graduando y preparando la matrícula para cursar Ciencias Políticas y de la Administración en la misma universidad. En Zarzuela, Felipe VI, por aquel entonces Príncipe de Asturias, aún no conocía a Letizia Ortiz pero ya había roto con la modelo Eva Sannum, con la que había mantenido una relación durante cinco años. Su padre, Juan Carlos I, ahora en el punto de mira por los escándalos que empañan sus negocios internacionales, gozaba en aquel entonces del respaldo de la gran mayoría de los españoles y también era muy popular en gran parte de los países de Iberoamérica. Ya había pasado por el quirófano cuatro veces.

En el plano económico, los españoles se empezaban a despedir de las pesetas y Europa se preparaba para la llegada del euro. El todopoderoso Estados Unidos entraba en un periodo de recesión que se vería agravado tras los atentados, pero que ya había comenzado seis meses antes. En Argentina, el descontento de la población crecía y se gestaba una revuelta que estallaría en diciembre.

Afganistán y el terrorismo

Tras dos décadas de guerra, el pasado 31 de agosto los últimos militares estadounidenses abandonaron Afganistán y dejaron atrás un país tomado por los talibanes, un pueblo que ha retrocedido décadas en segundos. Unas mujeres que han perdido de un plumazo su condición de seres humanos para ser relegadas a un mero complemento del hombre con una única función: procrear. El 31 de agosto de 2021 también fue el punto final del conflicto bélico más largo de la historia de Estados Unidos.

El inicio se remonta al 7 de octubre de 2001, cuando EEUU y sus aliados entraron en un país que era nido de grupos terroristas que contaban con el escudo del gobierno talibán. En concreto, el objetivo número uno fue Al Qaeda y por extensión su líder, Osama Bin Laden, considerado cerebro de los ataques a las Torres Gemelas. Bin Laden cayó el 2 de mayo de 2011 en otro día para la historia. EEUU se había vengado, pero a la guerra le quedaba otro largo camino por delante. Estas largas dos décadas se han saldado con más de 3.600 muertos entre los miembros de los ejércitos aliados (40 de ellos españoles). Ninguna fuente fiable ha sabido cuantificar las bajas entre la población civil afgana ni tampoco el volumen de desplazados que han dejado atrás su país y esta guerra eterna.

Pero la guerra de Afganistán también se ha librado fuera de las fronteras del país de Oriente Medio. El 11S dejó paso a otros sangrientos atentados en Occidente que llevaron primero la firma de Al Qaeda y después de su heredero, el Estado Islámico. El 11 de marzo de 2004 en España, el 7 de julio de 2005 en Londres, el 7 de enero y el 13 de noviembre de 2015 en París, el 22 de marzo de 2016 en Bruselas, el 14 de julio de 2016 en Niza, el 17 de agosto de 2017 en Barcelona… Europa se ha acostumbrado a vivir en alerta máxima.

La seguridad aérea

Las restricciones en los líquidos en el equipaje de mano, la obligación de descalzarse en los controles de seguridad si se quiere volar con botas o calzados voluminosos, la inspección detallada de ordenadores portátiles y aparatos electrónicos, las formas de acceder a la cabina de los pilotos… La seguridad aérea se volvió férrea pocos días después de los atentados del 11 de septiembre y el mundo empezó a ver con ojos escépticos el que era, y aún hoy sigue siendo, el medio de transporte más seguro.

Los 19 terroristas que secuestraron los cuatro aviones aquella fatídica mañana se valieron de navajas, bisturíes y bombas aparentemente falsas, según se esclareció después en la investigación. Todas esas armas resultaron inexplicablemente inofensivas durante el embarque, un hecho que hoy en día es a todas luces impensable. Volar es un poco más seguro desde los atentados contra el World Trade Center.

De Britney a Rosalía; de Owen a Messi

La semana del 11 de septiembre de 2001 'Lady Marmalade', el himno de Pink, Christina Aguilera, Lil' Kim y Mya era la canción más escuchada en España. También sonaban en la radio 'La playa', de La Oreja de Van Gogh; 'Quisiera ser', de Alejandro Sanz; 'Y yo sigo aquí', de Paulina Rubio; y 'La vida es un carnaval', de Celia Cruz. En 2021, el número 1 de Spotify es para 'Mon amour', de Zzoilo y Aitana. El 11S quedaba apenas un mes para que Rosa, Bisbal, Bustamante y compañía entrasen en la academia de Operación Triunfo. Eurovisión lo había ganado Estonia.

En el panorama internacional, Britney Spears ya había ascendido al trono de 'Princesa del Pop' y a principios de ese 2001 fue la protagonista del espectáculo del intermedio de la Super Bowl. Avalada por el éxito de 'Baby one more time' y 'Oops!... I did it again', la cantante contaba los días para el lanzamiento de 'Britney', su tercer álbum de estudio. En dos décadas, la que fue estrella de Disney ha pasado de copar titulares por sus éxitos musicales a acaparar la atención por el litigio que mantiene con su padre por su tutela legal. Y es que ahora el foco de la industria está puesto en una nueva generación liderada por Rosalía, que en el momento de los atentados contra el World Trade Center tenía ocho años.

En el mundo del deporte, un Leo Messi adolescente ya había desembarcado en Barcelona. Su debut en el Infantil B del Barça había sido el 7 de marzo de 2001. Marcó un gol, pero el siguiente encuentro sufrió una fractura de peroné que le mantuvo fuera de los terrenos de juego el resto del curso. En esa temporada que arrancó en septiembre de 2001 jugó 14 partidos en el Infantil A y marcó 21 goles. En el fútbol profesional, arrancaba una Liga en la que el Real Madrid, que ya empezaba a coleccionar galácticos, defendía el título que consiguió en la temporada 2000/2001. En el once del cuadro blanco estaban Raúl, Morientes, Casillas, Guti, Zidane, Roberto Carlos y Figo. La Champions se la llevó el Bayern de Múnich (fue su cuarto cetro continental) y el Balón de Oro fue para Michael Owen.