El expresidente afgano Ashraf Ghani, que abandonó Afganistán ante la llegada de los talibán a Kabul a mediados de agosto, ha pedido perdón a la ciudadanía por haber dejado que su mandato terminase en "tragedia" y, aunque no ha desvelado detalles de su huída, sí ha asegurado que es "categóricamente falso" que huyese con dinero oculto.

Ghani, exiliado en Emiratos Árabes Unidos, ha explicado que se fue el 15 de agosto "después de que los talibanes entrasen inesperadamente" en la capital y para evitar un enfrentamiento armado que ha equiparado con la guerra de los noventa. "Creí que era la única manera de mantener en silencio las armas y salvar a los seis millones de ciudadanos de Kabul", ha alegado.

El exmandatario, que ha agradecido la labor de quienes se han sacrificado por Afganistán, ha expresado su "profundo lamento" por el hecho de que su etapa como presidente concluyese con una "tragedia" similar a la de sus predecesores, "sin asegurar la estabilidad y la prosperidad" a un país que se asoma ahora a una nueva etapa de los talibán en el poder.

"Me disculpo ante el pueblo afgano por lo haber logrado que fuese diferente", ha dicho Ghani, en un comunicado publicado en sus redes sociales y en el que ha evitado expresamente valorar los acontecimientos que terminarían llevándole a abandonar Afganistán, a la espera de pronunciarse de forma más precisa a este respecto "en un futuro cercano".

Sí ha querido dejar claro, sin embargo, que no huyó "con millones de dólares propiedad del pueblo afgano", como han llegado a apuntar sus detractores en estas últimas semanas. Estas acusaciones, ha añadido, "son completa y categóricamente falsas".

"La corrupción es una plaga que ha lastrado Afganistán durante décadas y la lucha contra la corrupción ha sido el foco central de mi labor como presidente. Heredé un monstruo que no se podía derrotar fácil ni rápidamente", ha enfatizado Ghani, que ha defendido su transparencia durante los últimos años e incluso se ha ofrecido a que la ONU o cualquier otro organismo independiente audite su fortuna.

La huida de Ghani supuso el fin de una democracia que Afganistán trató de forjar durante 20 años y la vuelta al poder de unos talibán que han configurado un gabinete sin sorpresas, con personalidades de la vieja guardia y sin concesiones a minorías o mujeres.