Los peruanos se fueron a dormir sin saber el nombre del próximo presidente y tampoco lo conocerán este lunes, al despertarse, ni a lo largo de la semana. Al escrutarse el 89% de las actas, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) informó esta mañana que Keiko Fujimori obtenía el 50,27% de los votos, contra el 49,72 del izquierdista Pedro Castillo. Piero Corvetto, la máxima autoridad de la ONPE, recordó que nadie puede cantar victoria hasta que se cuenten todos los votos provenientes de las zonas rurales más alejadas, donde Castillo es mucho más fuerte que su rival, así como la selva y de los peruanos que residen en el exterior y llegan a casi un millón de personas.

La paridad es tan estrecha que el diario limeño 'El Comercio' pidió a los contendientes "el respeto escrupuloso de los resultados electorales". Aceptar el desenlace, recordó, "es, pues, aceptar la voluntad del país". Y si bien la polarización de la segunda vuelta "deja a una mitad de la población insatisfecha, la derrota es tan parte de este tipo de trances como la victoria". Para el editorial de El Comercio acusar que "el proceso estuvo amañado no hace más que mellar innecesariamente nuestro sistema democrático". Esta es una actitud que "debería asumir con especial ahínco" Fujimori en caso se confirmase su traspié.

El empate técnico era esperado. A pesar de la previsibilidad, el país ha quedado capturado por la incertidumbre. La policía ganó las calles de Lima para evitar cualquier incumplimiento del toque de queda impuesto por la pandemia. Tanto la hija del autócrata encarcelado, Alberto Fujimori, como el maestro y dirigente sindical de izquierdas, llamaron a la calma a sus seguidores a medida que se extinguía el domingo. La líder de Fuerza Popular pidió esperar con prudencia la palabra definitiva de la ONPE. "Le pido a nuestros personeros y personeras estar atentos a defender cada voto. Convoco al pueblo peruano de todos los rincones a asistir en paz a las calles para estar vigilantes en la defensa de la democracia", dijo su rival.

Fernando Tuesta Soldevilla, ex director del organismo electoral, no podía salir del estado de sorpresa: "es la primera vez que un resultado a boca de urna no será determinante". Los analistas coinciden en que vienen horas de tensión y vigilias. "Tenemos un empate estadístico absoluto. Si la diferencia del conteo rápido es de menos de dos puntos, no vamos a poder todavía definir un ganador. Habrá que aguardar el cómputo de todos los votos", reconoció Alfredo Torres, de la misma Ipsos.

Por lo pronto, Perú Libre pidió "el escaneo de las actas para comprobar una por una, el conteo de votos que realizarán y revisarán los personeros de ambos partidos políticos".

El politólogo y experto en cuestiones electorales, Fernando Tuesta Soldevilla, advirtió que el camino que debe conducir al resultado vinal será sinuoso y más largo de lo que Perú necesita en medio de una fuerte polarización política. Como había dicho la ONPE, hay que computar los votos de las ciudades, el Perú "profundo" y los emitidos en el exterior. "En ese proceso, los cómputos pueden ir variando", advirtió. Pero a la vez se espera que, ante tan escasa distancia entre los candidatos, irrumpan las impugnaciones. A la vez, debe contarse el voto nulo, blanco, que puede ser determinante, así como el de los miembros de las mesas. Luego vienen las apelaciones y los pronunciamientos de la justicia electoral. A Tuesta Soldevilla no le sorprendería que, en un contexto tan reñido, transcurra más de una semana sin que se proclame al ganador de la segunda vuelta.

Cambio de escenario

La sorprendente paridad entre Fujimori y Castillo ha sido fruto del repunte en las encuestas de la candidata de Fuerza Popular en las últimas semanas. Ella logró aunar detrás suyo a un amplio bloque conservador que, a desgano, la ha considerado el último dique de contención frente a la posibilidad de que Perú abandone un modelo económico que deparó 20 años de crecimientos sostenido pero no ha resuelto las cuestiones de la desigualdad. "Yo he madurado, he cambiado. Sé que he cometido errores y por eso he pedido perdón y he hecho un juramento con el compromiso de respetar la democracia", señaló, para convencer a los que, bajo otras circunstancia, no hubieran optado por su candidatura.

Castillo, por su parte, llamó a mantener "la cordura" en estas horas de incertidumbre. "Estoy seguro de que esta fiesta va a ser totalmente democrática". El aspirante de Perú Libre se convirtió en un fenómeno político inadvertido desde Lima. Llegó a esta pelea por la presidencia desde las regiones profundas del país. "Tiene su virtud mayor por el hecho de no ser el candidato que lleva el apellido Fujimori. Así, por descarte, termina por encarnar las demandas de cambio social", señaló Caretas. Ha intentado presentarse como la versión local de Luiz Inácio Lula da Silva, Evo Morales y José Mujica. Al semanario le pareció una analogía "candorosa".

El "día después"

A pesar de la espera, hay temores que no se disiparán con el resultado final. Como señaló la comentarista política María Palacios, "gane Keiko o Castillo vienen tiempos difíciles para la economía". Perú ha sentido con fuerza la crisis económica provocada por la pandemia. La pobreza azota a más del 30% de la población de un país con mayor tasa de mortalidad por covid-19 cada 100.000 habitantes en el mundo.