Al menos 20 personas han muerto por los bombardeos aéreos y ataques terrestres del Ejército birmano en una zona del este del país controlada por la guerrilla étnica karen, donde al menos 24.000 personas han sufrido desplazamientos forzosos, informó este martes una oenegé en el terreno. Según indicó la organización Free Burma Rangers en un comunicado, a pesar de que los bombardeos aéreos se detuvieron el pasado 2 de abril, los aviones de combate siguen sobrevolando la zona, cerca de la frontera con Tailandia, a diario mientras han continuado los ataques terrestres del Ejército. "Muchos lugareños todavía no han vuelto a sus casas o han sido capaces de plantar nuevas cosechas porque ven a los aviones volar y viven con el miedo de más bombardeos", reza el comunicado.

La organización señaló que entre el 3 y el 12 de abril se produjeron en la zona ataques a diario con morteros y otras armas, que causaron la muerte de un hombre de 60 años, hirieron al menos cinco personas, incluida una niña de 11 años, provocaron grandes daños materiales en casas, escuelas y hospitales y forzaron la huida de miles de personas. Además de estas víctimas, también han perdido la vida otras 20 personas a lo largo del país por bombardeos y ataques militares sobre zonas controladas por grupos armados rebeldes.

El Tatmadaw (como se conoce al Ejército birmano) atacó ayer una base de la guerrilla del Ejército Independiente Kachin (KIA, sigla en inglés) en el estado Kachin (noreste), donde el conflicto se ha intensificado en las últimas semanas. Las bombas cayeron sobre algunas aldeas, donde murieron al menos tres civiles, según el medio Irrawaddy.

Varias guerrillas étnicas, que llevan años alzadas en armas para pedir mayor autonomía aunque algunas tenían firmados altos el fuego, han expresado su apoyo al movimiento de desobediencia civil y han exigido a la junta militar que deje de matar a civiles.

Más de 700 personas han muerto a raíz de la brutal represión efectuada por las autoridades contra las manifestaciones en rechazo a los uniformados, conforme a los datos verificados por la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.

El Ejército birmano justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.