De nuevo, calles cerradas, restricciones al movimiento peatonal y agentes de policía por doquier. El Tribunal Municipal de Moscú examina este martes la demanda del Servicio Federal de Servicios Penitenciarios (SFSP) contra el bloguero anticorrupción Alekséi Navalni, al que acusa de violar los términos de su libertad condicional durante su estancia hospitalaria en Alemania tras ser envenenado en verano. Coincidiendo con la vista judicial, el Fondo contra la Corrupción, la oenegé fundada por el activista, ha convocado a sus partidarios a salir de nuevo a la calle para exigir la excarcelación.

Navalni podría ser condenado a cumplir en prisión una sentencia de cárcel dictada en el 2014 por otro tribunal ruso y que había sido suspendida. La fiscalía ya había anunciado este lunes que apoyaba la querella planteada por el servicio penitenciario ruso. En caso de que el juez acabe dándoles la razón, el bloguero estaría fuera de circulación durante los próximos dos años, un periodo que se prevé de gran efervescencia en Rusia, dado que en el mes de septiembre está prevista la celebración de elecciones legislativas. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó en el 2017 que el juicio al opositor no había sido "justo".

Concentración de partidarios

Pese al despliegue policial, los partidarios de Navalni ya se estaban concentrando desde primera hora de la mañana en los barrios próximos a la sede judicial. Los medios independientes ya han informado de las primeras detenciones. En la última movilización de los simpatizantes de Navalni que tuvo lugar el domingo, más de 5.600 personas fueron arrestadas, una cifra récord. El próximo jueves está prevista la llegada del alto representante europeo para la política exterior, Josep Borrell, quien ya ha expresado a las autoridades rusas su deseo de reunirse con el bloguero.

De hecho, las legaciones en Moscú de EEUU, Gran Bretaña y varios estados de la Unión, entre los que se encuentran Alemania y Polonia, han enviado al tribunal a representantes diplomáticos, un gesto que ha sido valorado como una "injerencia" por la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajárova. Por su parte, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ha advertido contra los intentos de los Veintisiete de vincular sus relaciones con Rusia al destino que corra el activista. Sería una "estupidez", ha dicho el alto funcionario.