A menos de 24 horas de abandonar la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump se ha despedido de la nación este martes con un mensaje pregrabado en vídeo en el que, una vez más, ha seguido sin reconocer la victoria legítima de Joe Biden en las elecciones. Enfrentado a un segundo 'impeachment' que se desarrollará con él ya fuera de la Casa Blanca, ha demostrado también su voluntad de mantenerse en la arena pública o, cuando menos, de recordar el peso político de sus 74 millones de votos. "El movimiento que pusimos en marcha está solo empezando", ha dicho.

Como ya hizo la semana pasada, Trump ha subrayado que a las 12 del mediodía este miércoles tomará posesión una nueva Administración por cuyo éxito aseguró que rezará y la que extendió "los mejores deseos" y "suerte". Pero una vez más el nombre de Biden no aparecía en sus palabras, aunque hablara durante casi 20 minutos.

Era tiempo dedicado en su mayor parte a repasarse a sí mismo en términos grandiosos, retratándose como "el único verdadero outsider que ha ganado nunca la presidencia", o defendiendo que ha logrado "más de lo que cualquiera pensaba posible". Y ha repasado orgulloso acciones de su Administración, de recortes de impuestos y desregulación al abandono del Acuerdo del Clima de París o que, bajo su mandato, no hayan empezado nuevas guerras.

Leída siguiendo un guion, sin improvisaciones, la intervención contenía como el mensaje de vídeo que hizo público bajo presión de sus asesores horas después del asalto al Capitolio una denuncia a la violencia política. "No se puede tolerar nunca", ha declarado.

Patriotismo y división

Pero el discurso estaba salpicado también de puro Trump: mensajes bañados de patriotismo bajo cuya superficie circulan las mismas corrientes que durante su mandato han exacerbado la división. "El mayor peligro que enfrentamos es una pérdida de confianza en nuestra grandeza nacional", ha dicho, por ejemplo, en un momento. "No puede prosperar una nación que pierde su fe en sus propios valores, historia y héroes", ha asegurado poco después. Y su "todo el mundo importa" no es difícil de leer en comparación a Black lives matter (las vidas negras importan).

Trump, que ha distribuido el vídeo a través del canal de la Casa Blanca en You Tube, ha denunciado también lo que ha calificado de amenazas de "censura política y listas negras". Y ha asegurado que "América no es una nación asustadiza de almas mansas que necesitan ser amparadas y protegidas de aquellos con los que estamos en desacuerdo. No es quienes somos", ha dicho, añadiendo desafiante: "no es quien seremos nunca".

La acusación de McConnell

Horas antes de que se distribuyera por internet su mensaje a Trump le llegaba desde el Senado otro que debe preocuparle. En un discurso en la Cámara Alta, Mitch McConnel, líder de los republicanos en el lugar en el que se desarrollará el segundo impeachment a Trump, declaró por primera vez abiertamente que la turba que asaltó el Capitolio "fue provocada por el presidente". McConnell había dicho antes que "la masa fue alimentada con mentiras" y señaló también como responsables de la provocación a "otra gente poderosa", pero es Trump quien enfrenta un juicio político acusado de "incitación a la insurreción" y, de ser condenado, puede pagar el precio político para él definitivo: no ya la destitución de un cargo que ya no ostentará sino la prohibición, en caso de ser condenado, de poder aspirar nunca a ningún otro cargo público.