Ni los 20 grados bajo cero ni la pandemia han frenado a los creyentes en este ritual de la Epifanía Ortodoxa en la que se sumergen en aguas heladas. Tampoco a Vladímir Putin. Al menos en Moscú porque otras regiones de Rusia el coronavirus sí ha cancelado las celebraciones.

Los que cumplían anoche con esta cita del calendario religioso desafiaban el frío polar sumergiéndose en las aguas heladas. Creen así que sus pecados son borrados y tras el gélido chapuzón sienten haber renacido. Fiel también a esta cita el presidente ruso, en bañador azul, Putin, a menos catorce grados, se santigua y se sumerge tres veces en esta piscina en forma de cruz.

Los creyentes ortodoxos conmemoran así por Epifanía el bautismo de Jesucristo en el río Jordán.