El presidente electo de EEUU, preocupado porque la atención se centre en el segundo juicio político a Trump, desveló el jueves detalles de su plan de estímulo fiscal, cuyo coste rondará los 1,9 billones de dólares, con más ayudas directas a los ciudadanos y empresas, y un mayor gasto para la vacunación contra la COVID-19, según detallan los medios estadounidenses.

Tras este primer impulso, Biden prevé lanzar a finales de año un plan de inversión en infraestructuras para revitalizar el empleo, un proyecto de amplio alcance que ya habían planteado en su momento, sin éxito, sus dos inmediatos antecesores, Donald Trump y Barak Obama.

El resurgimiento de los casos de COVID-19 y la reanudación de las restricciones en actividades comerciales y educativas llevó la cifra de solicitudes de prestaciones por desempleo la semana pasada, conocida hoy, a más de 800.000 trámites en diciembre, mes en el que tradicionalmente la economía requiere más trabajadores.

El plan deberá ser aprobado por el Congreso, donde los demócratas cuentan con mayoría en ambas cámaras, aunque deberán recabar el respaldo de una decena de republicanos en el Senado para sacar adelante su propuesta.

A finales de 2020, el Congreso aprobó otro paquete de estímulo de 900.000 millones de dólares destinado a paliar el deterioro de la economía por la pandemia, que incluía pagos directos de 600 dólares a todos los estadounidenses con una renta anual menor a 75.000 dólares, al que Biden y los demócratas dieron la bienvenida pero consideraron insuficiente.

La atención del 'impeachment' se centra en el Senado

Tras la aprobación de un segundo 'impeachment' contra el presiente Donald Trump en la Cámara Baja, toda la atención se centra en el Senado, donde parece descartado que el proceso de destitución continúe antes de la investidura Biden.

Y al propio Biden le preocupa que la atención por el segundo juicio político a Trump, esta vez acusado de "incitar la insurrección" por arengar a sus seguidores antes de que tomaran la semana pasada el Congreso, distraiga los esfuerzos del Legislativo de sus prioridades de gobierno: la pandemia y la crisis económica.

Pero de momento, la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ni siquiera ha enviado los artículos del juicio político al Senado, un paso necesario para que el proceso de destitución prosiga en la Cámara Alta.

"Tenemos que determinar qué tipo de evidencias debemos presentar al Senado para demostrar nuestro artículo de juicio político", dijo este jueves a la CNN la representante demócrata Diana DeGette, una de las encargadas del proceso en la Cámara de Representantes.

La planificación del juicio en el Senado se encuentra en "etapas muy preliminares", agregó.

Entre las pruebas que están reuniendo los demócratas para demostrar la responsabilidad de Trump en la violenta algarada que el día 6 interrumpió la sesión de confirmación de la victoria de Biden en el Congreso están imágenes de televisión y testimonios.

Antes de producirse el asalto por radicales trumpistas, el gobernante les había instado a acudir al Capitolio para defender sus derechos, en medio de las denuncias de fraude que viene repitiendo sin poder demostrar, y de las que nunca se ha retractado.

No se espera que el juicio se reanude antes de que el día 20 se celebre la investidura de Biden, ya que el Congreso se encuentra en receso hasta la víspera y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, no planea convocarlo anticipadamente.

Inhabilitación

Aunque el juicio no supondría la destitución del mandatario, ya que habría entregado ya la Presidencia a su sucesor, una condena supondría para él ser inhabilitado para ocupar cargos públicos, quizá la consecuencia de mayor calado en caso de que Trump aspirase a presentarse a la elección de nuevo en 2024.

Otros privilegios que perdería incluyen una pensión vitalicia equivalente a lo que gana un ministro (unos 220.000 dólares anuales), o quizá su derecho a tener un funeral con honores y ser enterrado, de desearlo, en el Cementerio Nacional de Arlington.

Una condena a Trump en el Senado requiere una mayoría de dos tercios, por lo que los demócratas necesitan el apoyo de al menos 17 senadores republicanos para que la iniciativa prospere, asumiendo que todos los demócratas voten a favor de la condena.

Aunque ya ha habido algún senador republicano que se ha mostrado inclinado por una condena de Trump, como Lisa Murkowski o Pat Toomey, conseguir 17 votos entre un grupo que lleva cuatro años arropando al gobernante y que cuanto menos ha callado en lo referente a sus denuncias sin fundamento de fraude, se presenta como todo un reto para los demócratas.

En la Cámara de Representantes, con 435 legisladores y 211 de ellos republicanos, solo hubo diez que se unieron a los demócratas este miércoles para aprobar el proceso de destitución de Trump, quien ayer mismo emitió un mensaje al país en el que, sin referirse, al "impeachment", hizo un llamamiento a la calma y la unidad.

Con esto, todos los ojos están centrados en la postura de McConnell, a quien se espera que sigan otros senadores republicanos.

El centro de la capital estadounidense está prácticamente militarizado de cara a la investidura de Biden para evitar que se repitan actos de violencia por parte de radicales trumpistas en la ceremonia de toma de posesión o en las vísperas.

"La gente está muy nerviosa"

El representante republicano Steve Scalise acusó hoy a los demócratas de solo querer agriar la retórica con el juicio a Trump.

"Necesitamos concentrarnos en suavizar la retórica en este momento porque la gente tiene miedo, está muy nerviosa", dijo el legislador a la cadena Fox.