El presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, dijo este martes que hay "cero riesgo" de que le destituya su gabinete bajo el proceso establecido en la Enmienda 25 de la Constitución, y denunció el "asalto a la libertad de expresión" que se ha cernido sobre él y sus seguidores tras el ataque al Capitolio. El republicano ha subrayado que el juicio político está provocando "un enfado tremendo", lo cual es "muy peligroso para los Estados Unidos".

En un discurso durante su visita al muro en la frontera con México, Trump se refirió por primera vez a las peticiones de la oposición demócrata para que su vicepresidente, Mike Pence, inicie un proceso para destituirle bajo esa enmienda constitucional.

"La Enmienda 25 supone cero riesgo para mí, pero le pasará factura a (el presidente electo) Joe Biden y su Administración. Como dice la expresión, ten cuidado con lo que deseas", afirmó Trump, sin aclarar a qué se refería, dado que Biden no ha llegado a pedir explícitamente que se active ese mecanismo.

La Cámara Baja planea aprobar este martes un proyecto de ley que instará a Pence a activar esa enmienda, que indica que el vicepresidente puede reemplazar al presidente si declara por escrito, con el respaldo de una mayoría del gabinete, que el mandatario "es incapaz" de desempeñar el cargo.

Sin embargo, Pence se ha negado hasta ahora a poner en marcha ese mecanismo de destitución y es muy improbable que lo haga antes de que Trump tenga que entregar el poder a Biden, el próximo 20 de enero.

En sus declaraciones en la localidad fronteriza de Alamo (Texas), Trump volvió a referirse también al proceso que han iniciado los demócratas en la Cámara Baja para someterle a un juicio político por su responsabilidad en el asalto al Capitolio, horas después de tachar esa iniciativa de "absolutamente ridícula".

"(El proceso para un juicio político) está causando un enfado tremendo, una división y un dolor mucho mayores de lo que entenderá jamás la mayoría de la gente, lo cual es muy peligroso para los Estados Unidos, especialmente en este momento delicado", dijo Trump.

La Cámara Baja tiene previsto votar este miércoles para acusar formalmente a Trump de "incitar una insurrección" de sus seguidores antes del asalto al Capitolio, lo cual obligará al Senado a someterle a un segundo juicio político ("impeachment trial") que se celebrará una vez que Biden ya esté en el poder.

Rechaza la violencia pero defiende las arengas

El mandatario saliente -que antes de despegar hacia Texas defendió su discurso antes del asalto al Capitolio como "totalmente apropiado"- pidió que el país avance hacia "la paz", pero volvió a inflamar las tensiones que ha generado su propia suspensión y la de miles de sus seguidores en redes sociales como Twitter.

"La libertad de expresión está bajo un asalto sin precedentes", denunció el mandatario saliente.

Trump definió como una "turba" a aquellos seguidores suyos que asaltaron el Capitolio -a los que había descrito como "gente muy especial" durante el ataque- y afirmó que él no cree en "derribar" las instituciones del país.

"Creemos en la legalidad, no en la violencia ni los disturbios", agregó el presidente, que ha mandado todo tipo de mensajes contradictorios sobre los responsables del asalto al Capitolio desde el suceso.

"Si lees el discurso (...) la gente pensó que lo que dije fue totalmente apropiado", afirmó el mandatario a los periodistas en la Casa Blanca poco antes de salir de viaje hacia Texas.

"No queremos violencia", agregó.

"Ridícula caza de brujas"

Trump calificó la apertura del segundo juicio político en su contra como algo "absolutamente ridículo" y "una continuación de la mayor caza de brujas de la historia de la política".

Asimismo, advirtió que esta iniciativa de los demócratas está generando "un tremendo enfado".

En el violento asalto al Congreso, en el que fallecieron cinco personas, entre ellas un policía, se vio abundante simbología de extrema derecha y del supremacismo blanco, y los congresistas tuvieron que ser evacuados de emergencia hacia un lugar seguro en los sótanos del Legislativo estadounidense.

Este fin de semana las autoridades de EE..UU. comenzaron las detenciones debido al asalto bajo cargos federales de los participantes, entre los que se encuentran exmiembros de las fuerzas armadas, representantes de la teoría conspirativa QAnon y un legislador estatal.

"Gente muy especial"

En las tensas horas de asedio y toma del Capitolio, Trump se dirigió a los asaltantes como "gente muy especial" y calificó la jornada como "un día increíble".

Sus comentarios provocaron una ola de indignación de los demócratas, y de algunos republicanos, quienes criticaron que Trump había violado su juramento de protección y defensa de la Constitución.

Pese a su derrota en las elecciones presidenciales de noviembre pasado frente al demócrata Joe Biden, Trump no ha reconocido la victoria de su rival y ha insistido en sus acusaciones de fraude electoral, desestimadas por los tribunales por falta de pruebas.

La ceremonia formal de toma de posesión de Biden está prevista para el próximo 20 de enero, acto al que Trump, rompiendo la tradición histórica, ya ha anunciado que no acudirá.

Para tratar de evitar enfrentamientos violentos, las autoridades de EE.UU. han ordenado un enorme despliegue policial en la capital estadounidense.

Washington se reforzará con más de 10.000 miembros de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad, mientras que la alcaldesa de la ciudad, Muriel Bowser, ha pedido al público que no asista a la celebración en la explanada del National Mall, en el centro de la ciudad.