Un equipo de expertos en armas químicas del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB) está implicado en el envenenamiento en agosto pasado del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, que además pudo sufrir otros intentos de asesinato con sustancias tóxicas, según una investigación periodística publicada hoy.

El medio digital Bellingcat y sus socios 'Der Spiegel' y CNN afirman que en 2017, 2019 y 2020 operativos del FSB de una unidad clandestina especializada en el trabajo con sustancias tóxicas siguieron a Navalni en sus viajes por Rusia, coincidiendo en 37 ocasiones en los mismos destinos.

La investigación, basada en grandes volúmenes de datos de telecomunicaciones y de viajes, identifica a tres agentes de esta unidad que siguieron al líder opositor en agosto pasado, primero a Novosibirsk, donde hizo campaña ante las elecciones regionales, y posteriormente a la ciudad siberiana de Tomsk, donde fue envenenado con un agente del grupo Novichok. Se trata de Alexéi Alexandrov y de Iván Osipov, ambos médicos, y de Vladímir Panyáev, que eran apoyados y supervisados por al menos cinco operativos del FSB más, algunos de los cuales también viajaron a Omsk, donde fue hospitalizado Navalni.

El equipo especial "estaba cerca del activista opositor en los días y en las horas del lapso de tiempo en que fue envenenado (...)" Navalni, caso que no ha sido investigado penalmente por Rusia, que ha negado cualquier implicación, señalan los medios. Según las pesquisas de Bellingat, CNN y Der Spiegel, miembros de esta unidad clandestina se comunicaron durante el viaje y "de repente hubo picos" en las llamadas "justo antes del envenenamiento", así como durante las horas en las que Navalni abandonó su hotel en Tomsk y se trasladó al aeropuerto de la ciudad.

El equipo opera bajo la fachada del Instituto Criminalístico del FSB, también conocido como Instituto de Investigación-2 o como Unidad Militar 34435, afirman los tres medios, que indican que su propósito legítimo es la investigación forense, si bien sus pesquisas revelan que también gestiona una instalación especializada en armas químicas.

Este programa estaría supervisado por el coronel Stanislav Makshakov, un científico militar que había trabajado en otro instituto en una ciudad militar cerrada que, hasta el anuncio del fin oficial del programa de armas químicas en Rusia en 2017, proporcionó I+D para nuevas formas de armas químicas, incluidos agentes tóxicos del tipo Novichok, indica Bellingcat.

Las llamadas analizadas indican que los operativos en el terreno que seguían a Navalni en agosto pasado informaban o consultaban a Makshakov, quien a su vez rinde cuentas al general Kiril Vasilyev, director del Instituto Criminalístico. Este a su vez es subordinado del general mayor Vladímir Bogdánov, jefe del Centro de Tecnología Especial del FSB y quien ya solo responde ante el director del FSB, Alexandr Bórtnikov, último en la cadena que llega directamente al presidente ruso, Vladímir Putin.

En total, siete operativos, que la investigación identifica con nombre y apellido, pertenecen al "núcleo" del equipo implicado en seguir a partir de 2017 a Navalni, que anunció entonces su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, algo de lo que se le privó por tener antecedentes penales.

Bellingcat indica además en su investigación que "parece que, en al menos una y posiblemente dos ocasiones más, se han hecho intentos de envenenar a Navalni". Relata que el líder opositor había dicho previamente al medio que durante un vuelo en 2019 sufrió síntomas muy similares, aunque menos severos, que aquellos que sintió en agosto pasado durante un vuelo desde Tomsk en el que se desplomó.

También en verano de 2019, cuando estuvo detenido por las protestas en Moscú de cara a las elecciones regionales, fue intoxicado con una sustancia química no establecida, según denunció su médica. También revela que la esposa de Navalni, Yulia se sintió "tan mal como nunca en su vida", según su propio testimonio, durante un viaje privado con su marido al enclave báltico ruso de Kaliningrado en julio, un mes antes del envenenamiento en Tomsk.

El operativo Alexéi Alexandrov y otros dos compañeros de la unidad especial del FSB compraron billetes de avión a Kaliningrado y justo antes del viaje se comunicaron con Makshakov, de acuerdo con las pesquisas. Este a su vez habló con dos de sus superiores.