El 7 de noviembre, cuando fue declarado presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden ofreció un discurso de aceptación. Este lunes, cuando el colegio electoral ha certificado su victoria y ha dado el portazo oficial a los esfuerzos de Donald Trump por revertir los resultados, el demócrata ha vuelto a hablar al país. Lo ha hecho para subrayar ese triunfo en las urnas, diciendo: "Si alguien no lo sabía antes lo sabe ahora". También ha llamado a "pasar página" y ha urgido a la "unidad".

Su intervención, no obstante, ha sido ante todo un firme y contundente alegato contra Trump y su "asalto sin precedentes a la democracia" y una defensa del sistema que el presidente saliente ha amenazado. "La democracia se ha impuesto", ha declarado Biden. "Presionada, puesta a prueba, amenazada, nuestra democracia se ha demostrado resiliente, verdadera y fuerte".

"En América los políticos no toman el poder, la gente les da el poder", ha dicho en otro momento del discurso Biden. "La llama de la democracia se encendió en este país hace tiempo y ahora sabemos que nada, ni siquiera una pandemia o el abuso de poder, puede extinguir esa llama".

Denuncia sin paliativos

Biden ha comenzado recordando la participación récord en medio de la pandemia y su victoria histórica (con 81 millones de votos, siete más que Trump) y ha dicho que esa muestra de deber cívico "debería ser celebrada y no atacada". Ha recordado también a Trump que cuando el republicano ganó el colegio electoral en 2016 tildó su victoria de "arrolladora" y los votos con los que lo hizo, 306, son los mismos con los que él llegará a la Casa Blanca. Y a partir de ahí ha abierto un detallado repaso a cómo ha funcionado el proceso pero también a las fracasadas embestidas de Trump, que ha denunciado de forma dura y sin paliativos.

El demócrata, por ejemplo, ha aplaudido el valor de trabajadores electorales y los cargos locales y estatales que han tenido que organizar los comicios y luego certificar los resultados, pese a las presiones. "No pudieron y se negaron a dar crédito a lo que sabían que no era cierto. Sabían que las elecciones que supervisaron eran honestas y libres y justas, lo vieron con sus propios ojos, y no les pudieron presionar a decir otra cosa", ha dicho, antes de denunciar "enorme presión política, abuso verbal y hasta amenazas de violencia física". "Espero que nunca más veamos a alguien sometido al tipo de amenazas y abuso que hemos visto en esta elección", ha declarado también; "es inadmisible".

A continuación Biden ha aplaudido la "fuerza, independencia e integridad del sistema judicial", ante el que ha recordado que la campaña de Trump presentó "docenas de retos legales". "Más de 80 jueces en todo el país han escuchado sus argumentos y en todos los casos no se ha hallado prueba o causa para revertir o cuestionar o poner en duda los resultados", ha recordado, lamentando también que "nada ha detenido las alegaciones sin base sobre la legitimidad de los resultados".

De "incluso más asombroso" ha tildado Biden el hecho de que 17 fiscales generales estatales y 126 congresistas republicanos se sumaran a una demanda de Texas para intentar revertir los resultados de Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Georgia. Con ello, ha denunciado, intentaron "borrar más de 20 millones de votos" y "dar la presidencia a un candidato que ha perdido el colegio electoral, el voto popular y todos los estados cuyos votos intentan revertir", "una posición tan extrema que no la hemos visto nunca antes, que se niega a respetar la voluntad de la gente, el estado de derecho y a respetar nuestra Constitución". Y se ha felicitado porque el Tribunal Supremo rechazara el caso. "El Supremo envió una clara señal a Trump y sus aliados de que no será parte de este asalto sin precedentes a nuestra democracia", ha subrayado.

"Respetar la voluntad del pueblo es el núcleo de nuestra democracia, incluso cuando resulta duro, pero esa es la obligación de quienes han jurado defender la Constitución", ha dicho también Biden.

Pasar página

Antes de cerrar el discurso con un mensaje de condolencia a las familias de los más de 300.000 fallecidos por coronavirus y de ánimo y promesa de superación para los ciudadanos que sufren la crisis económica de la pandemia, el presidente electo ha dejado su mensaje intentando dejar atrás la convulsión de las últimas semanas. "En esta batalla por el alma de América, la democracia se ha impuesto", ha reiterado. "La gente votó. La fe en nuestras instituciones se sostuvo. La integridad de nuestras elecciones sigue intacta. Ahora es hora pasar página como hemos hecho toda nuestra historia; de unir, de sanar".

Es dudoso que Trump vaya a ayudar a pasar esa página, o que lo hagan muchos de los seguidores a los que sigue alimentando las teorías conspiratorias de fraude y "robo". Otros, no obstante, empiezan a hacerlo y por fin, seis semanas después de las elecciones, algunos de los senadores republicanos que hasta este lunes se habían resistido a reconocer a Biden como presidente electo han empezado a hacerlo, en público o en privado. Según el propio Biden, siete destacados senadores conservadores le llamaron este lunes por la noche mostrando disposición para trabajar con su Administración.