En medio de encendidos debates y una sociedad movilizada a pesar de la pandemia, la Cámara de diputados de Argentina aprobaron este viernes el nuevo proyecto de ley que despenaliza el aborto -131 votos a favor, 117 en contra y seis abstenciones-. Miles de mujeres vestidas de verde y el movimiento feminista festejaron el resultado en las inmediaciones del Parlamento. Cerca de ellas, la abanderadas del color azul se encomendaban al cielo mientras confiaban en que el proyecto volverá a fracasar por inspiración divina.

Dos años atrás, una iniciativa similar obtuvo la luz verde de los diputados, pero no pasó la prueba del Senado por siete votos. Entonces gobernaba la derecha. Esta vez, el Gobierno peronista cree que contará con la fuerza suficiente para hacer realidad la llamada ley nacional de atención y cuidado integral de la salud durante el embarazo y la primera infancia. La misma contempla la despenalización del aborto hasta la semana 14 del embarazo. Después de esa franja de tiempo, la interrupción solo será autorizada según lo que establece la actual normativa: en casos de violación o cuando hay riesgo para la salud de la gestante.

"Soy católico, pero tengo que gobernar para todos", dijo el presidente Alberto Fernández al promover la ley. "Religión o muerte", le llegaron a contestar en las calles los sectores que se oponen con mayor vehemencia a la iniciativa. La Iglesia Católica y los evangelistas están en contra de su aprobación.

De acuerdo con estimaciones extraoficiales, en Argentina se realizan cada año más de 450.000 abortos, en su gran mayoría clandestinos. Unas 40.000 mujeres deben ser luego internadas por complicaciones. Además de la despenalización, la ley contempla un plan de los 1.000 días que, en palabras de Fernández, busca "bajar la mortalidad, malnutrición y desnutrición, además de prevenir la violencia, protegiendo los vínculos tempranos, el desarrollo emocional y físico y la salud de manera integral de las personas gestantes y de sus hijos e hijas hasta los tres años de vida".

El debate

La discusión en la Cámara de diputados fue seguido no solamente en las calles, a pesar de los rigores del aislamiento, sino en millones de casas. El diputado socialista Enrique Estevéz denunció la "hipocresía" que existe en torno a los abortos clandestinos. "Todos y todas en este recinto, seguramente, conocemos a alguien que haya abortado, pero tenemos un pacto de silencio y conveniencia".

Según el diputado opositor (PRO, derecha) José Carlos Nuñez, el proyecto intenta "desviar la atención de los verdaderos problemas que tiene Argentina". Sus promotores, añadió, "militan la muerte de aquellas personas que no tienen voz y no se puede defender".

Para la diputada peronista Paula Penacca, "el aborto legal es un grito único en la calle". En su opinión, "sin aborto legal no hay justicia social". A pesar de su condición de opositora, la diputada de la Unión Cívica Radical (UCR), Karina Banfi, se pronunció a favor de la ley: "No podemos ocultar más esto detrás de un dictamen de rechazo. Los abortos existen, las mujeres se mueren y, si no hacemos nada, seremos cómplices de violencia institucional".