Era domingo por la tarde, cuando el Ministro del Tesoro y Finanzas turco, Berat Albayrak, escribió un post en Instagram: Albayrak, que es también el yerno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, dimitía de su cargo por "problemas de salud". Era una sorpresa para todos: el exministro turco era uno de los favoritos según las quinielas para ser el siguiente al mando, el heredero del padre de su esposa.

Pero Albayrak, anunció, dejaba la política: "Después de casi cinco años sirviendo en posiciones ministeriales, he tomado la decisión de no continuar por problemas de salud", escribió en Instagram, una plataforma de uso no muy común a la hora de anunciar una dimisión ministerial.

La noticia estalló y se convirtió, en cuestión de minutos, en tema de conversación de los 82 millones de turcos. Pero, mientras las preguntas se apilaban, nadie las respondía: 24 horas después del anuncio sorpresa de Albayrak, nadie en el Gobierno había mencionado lo sucedido ni en las televisiones afines al Gobierno, que son la inmensa mayoría en Turquía. En ellas, durante todo un día, la noticia de la dimisión del ministro de Finanzas brillaba por su ausencia.

Opacidad informativa

Durante el lunes por la tarde, Erdogan dio una rueda de prensa: ni una mención a su yerno, ni una pista sobre si aceptaba su dimisión o no. La respuesta final llegó en lunes ya bien entrada la noche. "Después de la revisión del presidente, la petición de que se le excuse de su puesto del ministro del Tesoro y Finanzas, Berat Albayrak, ha sido aceptada", ha dicho el gobierno turco en un comunicado.

Si la dimisión del yerno de Erdogan hizo algo, eso fue, sin duda, aliviar a los mercados internacionales y de divisa, que nunca tuvieron mucha devoción por el anterior ministro de Finanzas turco. El lunes, pocas horas después del anuncio de dimisión, la lira, la moneda turca, tuvo su mejor día en años: tras meses enteros de caída, recuperó en un día cerca del 5% de su valor.

Este martes, ante la incertidumbre de quién será el que le sustituya, la lira se ha devaluado un 2%. Las quinielas ya aputan en una dirección: a Binali Yildirim, estrecho colaborador de Erdogan, antiguo primer ministro, el candidato que perdió las elecciones de Estambul hace dos años y que no tiene formación económica. Yildirim es ingeniero de profesión.