"En Venezuela nos estamos preparando para unas elecciones en paz. Avanzamos en la consolidación de un poderoso movimiento obrero, sin descuidar la protección de la salud del pueblo". Con la mirada puesta en un país imaginario, el presidente Nicolás Maduro dio por iniciada el martes la campaña electoral con vistas a las parlamentarias del 6 de diciembre.

"Aquí no elige ni Donald Trump ni (Jair) Bolsonaro ni (Iván) Duque", añadió el mandatario. El Partido Socialista Unido (PSVU), en el poder, auguró un triunfo sonado. Como están las cosas, competirá contra su propia sombra porque los principales referentes de la oposición venezolana han decidido darle la espalda a la contienda. El excandidato presidencial Henrique Capriles decidió bajarse de la competición porque consideró, en la línea de la Unión Europea (UE), que no están garantizadas las condiciones de transparencia. Capriles había roto amarras con el diputado Juan Guaidó con el propósito de luchar por el voto aun en condiciones de desventaja. Como contrapartida a las gestiones secretas con el Palacio de Miraflores, obtuvo el indulto de más de un centenar de opositores. Pero el tema electoral no permitió avances y a estas alturas parece imposible que avale el proceso en curso.

Por su parte, Guaidó, reconocido como presidente "encargado" por EEUU y otros 54 gobiernos, apuesta el último capital político que le queda en boicotear los comicios a traves de una consulta popular paralela, entre el 5 y 12 de diciembre. Guaidó juega una carrera personal contra el tiempo. El 5 de enero de 2021 concluye el mandato de la Asamblea Nacional que encabeza. Una asamblea donde, además y para acabar de complicar la situación, hay una facción minoritaria que no responde a Guaidó sino al diputado Luis Parra.

En rigor, la actual Asamblea Nacional (AN) ha sido despojada de su poder casi desde que entró en funciones a principios de 2016 y después de que una amplia alianza opositora derrotara al madurismo en las urnas en diciembre de 2015. Sus dictámenes no tienen, sin embargo, efectos porque el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) la declaró en desacato. A la vez, el Gobierno puso en funcionamiento en 2017 una Asamblea Constituyente que solo legisla. Su propio presidente, Diosdado Cabello, reconoció que nunca tuvo como horizonte redactar una nueva Carta Magna. Ahora, el madurismo cree que están dadas las condiciones para "recuperar" la Asamblea Nacional.

Partidos fantasmas

El cuestionado Consejo Nacional Electoral (CNE) aseguró que más de 14.000 candidatos se postularon para 277 escaños y por 107 partidos. La lista incluye a Voluntad Popular -la formación de Guaidó y su mentor Leopoldo López-, la socialdemócrata Acción Democrática y Primero Justicia. El milagro de la participación de esas fuerzas ha sido posible porque el TSJ descabezó a las cúpulas partidarias para ubicar en su lugar a dirigentes complacientes con el Palacio de Miraflores. El Supremo hizo lo mismo con tres fuerzas de izquierda -Bandera Roja, Patria Para Todos y Tupamaros- que se negaban a sumarse esta vez a la coalición oficial.

El PSVU se ha lanzado a la campaña como si el trasfondo de tensión no existiera. Incluso ha convocado a sorteos populares para autofinanciar el proselitismo. El Observatorio Electoral Venezolano (OEV) ha denunciado, no obstante, que en los simulacros de votación se han advertido enormes condiciones favorables al oficialismo, entre ellas el traslado de personas con recursos públicos.

Alta abstención

En este contexto, Luis Vicente León, el director de la consultora Datanálisis prevé una abstención cercana al 60%. "Ya no hay un debate en la oposición sobre votar o no en parlamentarias. El problema no resuelto es que hacer después de la abstención, pues no resulta muy prometedor en términos de provocar el cambio", argumenta León.

La anomalía que rodea al 6-D no solo está relacionada con el nuevo capítulo de la disputa política entre el Gobierno y la oposición y una pandemia que mató a 801 personas e infectado a tras 92.000. La hondura de la crisis económica, que el Palacio de Miraflores atribuye en especial a las sanciones norteamericanas, sume a la sociedad en una penuria que no tienen antecedentes históricos y que podría acentuarse en el caso de que Donald Trump revalide su presidencia.

Promesa de gas, mientras se sigue cocinando con leña

El presidente Nicolás Maduro inició la campaña electoral oficialista mucho antes de su formal apertura. Ha prometido otra vez el oro y el moro. Entre sus ofertas se encuentra una mejora del acceso de la población al gas. Solo el 14 de octubre, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Socialreportó un total de 11 estados con protestas por fallos en servicios públicos y escasez de gasolina. El mayor general Ovidio Delgado Ramírez, jefe de Regiones Estratégicas de Defensa Integral, informó de que en breve comienza una campaña de reparto de leña ante las dificultades para cocinar. Venezuela tiene una de las reservas de hidrocarburos más importantes del planeta pero los alimentos se preparan como en el siglo XIX hasta en importantes centros urbanos. Los ambientalistas se preguntan cuánta leña se utilizará en el futuro y cuáles serán los efectos de la tala sistemática de árboles en un ecosistema que ya presenta daños importantes en la región del llamado arco minero.