El primer ministro designado del Líbano, Mustafá Adib, renunció este sábado al cargo y a la misión de formar Gobierno menos de un mes después de haber sido propuesto en medio de una grave crisis tras una explosión en el puerto de Beirut que causó cerca de 200 muertos.

La oficina de la Presidencia libanesa informó a través de la red social Twitter de que Adib trasladó al presidente Michel Aoun su decisión de renunciar a continuar en la misión de conformar el Gobierno tras una reunión que mantuvieron el Palacio presidencial.

Adib fue designado el 31 de agosto para formar en el plazo de quince días un Gobierno que pudiera acometer las reformas que requiere el sistema sectario del Líbano ante la situación límite a la que llegó con la explosión del puerto de la capital.

El incidente provocó la caída del anterior Ejecutivo de Hasan Diab y un ultimátum por parte de la comunidad internacional encabezada por Francia.

Eso no ha sido suficiente para que Adib lograra formar un Gobierno de técnicos ante la insistencia de los partidos políticos de mantener sus cuotas de ministros en el Ejecutivo.

Esta misma semana Adib advirtió del agravamiento y profundización de la crisis por los retrasos en la formación de Gobierno.

El propio Aoun recogió el guante del ya ex primer ministro y propuso eliminar las cuotas sectarias para los ministerios y acusó directamente a los grupos chiíes Amal y Hizbulá de obstaculizar la constitución del Gobierno.

"Si el Gobierno no se forma, iremos al infierno", aseveró contundente en una rueda de prensa.

El Líbano atraviesa su peor crisis desde la guerra civil que acabó en 1990 con la inflación disparada por encima del 50%, la moneda devaluada en el mercado paralelo más de cinco veces su precio oficial y un rápido.

La Comisión Económica y Social para Asia Occidental de la ONU (ESCWA, en inglés) estimó el pasado 19 de agosto en un 55 % la tasa de población en situación de pobreza en el país, es decir, unos 2,7 millones que viven con menos de 14 dólares al día, un porcentaje que el año pasado se situaba en el 28 %.

A eso se sumó la explosión que causó 191 muertos, más de 6.500 heridos y que más de 300.000 personas se quedaran sin hogar en Beirut.