Que la recesión desencadenada por el parón económico a raíz de la irrupción del COVID 19 se cebará especialmente con los países del sur no es nuevo. Las previsiones económicas de primavera ya apuntaban hace dos meses a un descalabro brutal de la actividad pero el mazazo, según los últimos datos de Bruselas, será todavía mayor. Italia se contraerá un 11,2%, España un 10,6%, Portugal un 9,8%, y Grecia un 9%. Cifras que nutren de argumentos y razones a estos países, y que se conocen en el momento justo, a menos de diez días de la negociación clave del nuevo marco financiero plurianual de la UE y del plan de recuperación de 750.000 millones que sigue dividiendo a los países 'frugales' del norte con los del sur.

"Aunque todos hemos sufrido el mismo golpe, ha impactado de forma diferente en los estados miembros. El riesgo de una creciente divergencia estaba detrás de la propuesta del plan de recuperación y este riesgo parece que se está materializando. Por eso es tan importante alcanzar un acuerdo rápido", ha recordado este martes el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, en clara sintonía con el sur, que ha arrancado la semana totalmente alineado: quieren un acuerdo urgentemente, antes de que termine el mes de julio, basado en la propuesta de la Comisión Europea, y sin condiciones adicionales.

La negociación más difícil

Es el mensaje que han lanzado desde Madrid, Lisboa, Roma y Atenas sus máximos representantes en los últimos días. En solitario o conjuntamente tras reuniones bilaterales y encuentros que han multiplicado para ofrecer un frente común en la que sin duda es la negociación más difícil a la que se enfrentan cada siete años los gobiernos europeos y, que se ha complicado todavía más, por la profunda recesión provocada por la pandemia y la pérdida de uno de los contribuyentes netos como es el Reino Unido.

"No creo que sea necesaria ninguna condicionalidad estricta adicional. (Sería) política inaceptable", advertía el pasado domingo el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en una entrevista en el 'Financial Times', sobre la condicionalidad que reclaman los países 'frugales' del norte -Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria- para garantizar que cada euro que gastan se dedica a reformas. "Este no es momento de fijar líneas rojas sino de abrir caminos verdes para lograr un acuerdo entre todos", respondía este lunes su colega portugués, Antonio Costa, reivindicando la "inteligente propuesta de la Comisión Europea" como base porque "no propone ni un cheque en blanco ni una nueva troika".

Múltiples contactos

"Sé que va a ser difícil pero tenemos que llegar a un acuerdo", añadía el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tras reunirse con Costa el lunes en Lisboa. Ayer fue el primer ministro, Giuseppe Conte, el que se desplazó a la capital portuguesa y hoy lo hará a Madrid. Sánchez también tiene previsto encontrarse con Angela Merkel y el holandés Mark Rutte en algún momento antes de la cumbre.

Estos movimientos tácticos se producen en vísperas de la minicumbre de este miércoles en Bruselas entre la cancillera alemana, Angela Merkel -cuyo país ostenta la presidencia rotatoria de la UE este semestre- y los tres presidentes de las instituciones europeas para estudiar la zona de aterrizaje de un posible acuerdo: David Sassoli (Parlamento Europeo), Ursula von der Leyen (Comisión Europea) y Charles Michel (Consejo Europeo), encargado de presentar antes de finales de semana la propuesta de compromiso. Una oferta que llegará acompañada de concesiones para intentar rebajar la oposición de los 'frugales' y evitar un nuevo fracaso en la cumbre de la próxima semana, la primer cita física de los 27 líderes de la UE en tres meses.

La intención de Michel es rebajar el montante global del presupuesto -con la consiguiente reducción en las contribuciones nacionales-, mantener los cheques compensatorios que reciben los 'frugales' además de Alemania para compensar su elevada contribución, modificar los criterios de reparto del fondo de reconstrucción e introducir una condicionalidad más estricta, de forma que las capitales tengan un mayor papel en la evaluación de los planes de reforma nacionales que todos los países que quieran acceder a los fondos de recuperación tienen que presentar. "Creemos que el acuerdo es posible pero los estados miembros todavía están lejos", aseguran fuentes diplomáticas europeas.