El Gobierno británico reiteró este jueves que no tiene intención de pedir una prórroga para extender el periodo de transición del Brexit, que finaliza el próximo 31 de diciembre.

El negociador jefe británico, David Frost, efectuó esas declaraciones después de que Londres y Bruselas acordaran ayer, miércoles, retomar a finales de este mes las negociaciones sobre el futuro acuerdo comercial que se implantará tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

"Mientras nos preparamos para la siguiente ronda de negociaciones, quiero reiterar la posición del Gobierno sobre el periodo de transición creado tras nuestras salida de la UE. La transición acaba el 31 de diciembre de este año. No pediremos una extensión. Si la UE lo pide, diremos que no", escribió Frost en su cuenta de Twitter.

Frost afirmó que una prórroga "serviría, simplemente", para "prolongar" las conversaciones y para "crear incluso más incertidumbre".

También consideró que cualquier demora para cerrar este divorcio podría obligar al Reino Unido a "pagar más a la UE en el futuro", altiempo que "nos mantendría atados" a nuevas leyes comunitarias en un "momento en el que necesitamos control sobre nuestros asuntos".

"En resumen, al Reino Unido no le interesa una extensión", concluyó Frost.

Después de la salida del Reino Unido de la UE, el pasado 31 de enero, las dos partes iniciaron una ronda de conversaciones en marzo, pero quedaron congeladas debido a la apremiante crisis del coronavirus, lo que ha aumentado las especulaciones sobre una posible extensión del periodo de transición.

La finalización de este plazo implica que el Reino Unido dejará de pertenecer a todas las estructuras comunitarias como el mercado único y la unión aduanera, por lo que de no llegar a un pacto, la nueva relación se basaría en las reglas fijadas por la Organización Mundial del Comercio.

Según los términos del acuerdo de retirada, el Reino Unido tiene hasta finales de junio para decidir si solicita una extensión del periodo transitorio, algo que han pedido algunos partidos de la oposición, pero que, hasta el momento, rechaza el primer ministro británico, Boris Johnson.