El Tribunal de Apelación de Bruselas ha dictaminado este lunes que el rey emérito de Bélgica Alberto II debe someterse en el plazo de tres meses a una prueba de ADN para aclarar si es el padre biológico de Delphine Boël.

La Justicia belga ha establecido que la mujer, que reclama desde hace años en los tribunales ser hija fruto de una relación extramatrimonial de Alberto II, no es hija biológica del que figura como su padre, Jacques Boël, y reclama el test de ADN del padre del actual soberano belga para determinar su filiación.

En 2013, Jacques Boël ya se sometió a una prueba de paternidad con la que se concluyó que Delphine no era su descendiente, pero los tribunales concluyeron que sí era su padre legal, una decisión que fue recurrida por la afectada y sobre la que se ha pronunciado ahora Apelación.

El Tribunal de Apelación ha fijado un plazo de tres meses para que Alberto II se someta a la prueba genética, si bien el abogado del monarca ha indicado en declaraciones a la prensa local que prevé rechazar tal exigencia.

Para evitar la prueba de paternidad, Alberto II deberá recurrir el fallo ante el Tribunal de Casación, última instancia en la Justicia belga, que puede pronunciarse sobre la forma del proceso -y tumbarlo por ello-, pero no sobre el fondo.