El mayor tráfico ilegal de drogas que entra a Holanda lo hace por Rotterdam, donde se sitúa el mayor puerto de tránsito a Europa para la cocaína procedente de América Latina y donde las mafias campan a sus anchas amenazando y sobornando a funcionarios del embarcadero holandés.

"Podemos encontrar gente que está trabajando en el puerto y colaborando con narcos, pero también hay personas que vienen de otros países solo para entrar, abrir uno de los contenedores y llevarse la droga", explicó hoy a Efe el alcalde de Rotterdam, el socialdemócrata Ahmed Aboutaleb.

Este político, que desde 2009 gobierna una de las ciudades más pluriculturales y populares de Holanda, inauguró una exposición del Museo Marítimo de Rotterdam que, hasta el próximo abril, llevará a los visitantes a experimentar en primera persona los dilemas imposibles que se viven en un puerto presionado por el complejo mundo del narcotráfico.

"¿Qué haría usted como empleado del puerto, funcionario de aduanas, traficante o juez? ¿Tomaría los 3.000 euros que le ofrecen y que tarda tres meses en ganar con su sueldo? Al entrar en contacto con el mundo de las drogas, se enfrenta a elecciones violentas, hechos traumáticos y el impacto del narcotráfico", advierte el anuncio de la exposición, abierta este fin de semana al público.

La idea de mostrar en el Museo Marítimo la confrontación con los problemas reales del mundo de las drogas está preparada, entre otros, por policías, jueces, fiscales y exdistribuidores de la droga que han montado, con ayuda de las nuevas tecnologías, simulaciones basadas en hechos reales.

El comisario de la muestra, Jan Briek, que se ha empapado durante los últimos meses de cifras y experiencias para preparar esta exposición experimental, explica a Efe que el objetivo es que "el visitante tenga que hacer las mismas elecciones" que haría un policía al decidir qué contenedor revisar, el juez que sentencia a un narco o un funcionario amenazado para colaborar.

Señala que la droga viene principalmente de Colombia, Bolivia y Perú y la forma más popular de introducirla es a través de "mochilas de deporte llenas de droga en contenedores sin que lo sepa el dueño del contenedor, sobornar a alguien del puerto en Rotterdam y luego enviar gente de fuera que entre al puerto por la noche para recoger la droga".

La parte más complicada para los narcotraficantes es precisamente sacar la droga del embarcadero sin ser descubiertos: "Pero está gente muy preparada y sabe lo que hace; he visto grabaciones y son capaces de escalar contenedores imposibles. Son muy profesionales", añade.

El tráfico de drogas es uno de los caldos de cultivo de la economía sumergida en Holanda, donde un kilo de cocaína tiene un valor de unos 25.000 euros cuando llega al puerto de Rotterdam, una cantidad que se multiplica con la venta en la calle.

Según cifras oficiales, se consumen unas 250 toneladas de cocaína en Europa y, aunque se desconoce cuál es el porcentaje real que entra a través de Rotterdam, la policía aduanera calcula que este puerto es el mayor acceso desde países latinoamericanos: el año pasado se requisaron unos 50.000 kilos ocultos entre frutas o prendas.