El ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro ha aclarado este lunes, en sus primeras declaraciones tras ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que no se convertirá en un candidato de "paz y amor", sino que mantendrá su discurso de línea dura de cara a la segunda vuelta del 28 de octubre.

Como prueba de ello, ha aprovechado su primer 'tweet' para ratificar algunas de sus promesas electorales: "Reduciré el número de ministerios, extinguiré y privatizaré las (empresas) públicas, combatiré el fraude en (el programa) Bolsa-Familia para que quien lo necesite pueda tener amparo humanitario, descentralizaré el poder dando más fuerza económica a los estados y municipios". "La política al servicio de los brasileños", ha remachado.

Además, ha revelado, en declaraciones citadas por la agencia de noticias Reuters, que ya ha comenzado los contactos con los recién elegidos diputados y senadores para forjar una base aliada en el Congreso que será clave para sacar adelante los planes de su eventual gobierno.

El Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro, que hasta ahora contaba tan solo con ocho diputados, ha dado la sorpresa en la cámara baja ampliando su bancada a los 52, un crecimiento meteórico que le sitúa como segunda fuerza del Congreso y que ninguna encuesta había vaticinado.

Sea quien sea el próximo presidente brasileño tendrá que lidiar con un Congreso sumamente fragmentado. Habrá 30 partidos representados en la cámara baja y otros 21 en el Senado con una fuerte presencia de la derecha y un 'gran centro' mayoritario. La izquierda, por su parte, ha quedado desdibujada.

"Hablaremos con cualquiera que desee hablar con nosotros ahora", incluidos algunos legisladores del Partido de los Trabajadores (PT), cuyo candidato presidencial, Fernando Haddad, se medirá con Bolsonaro en la segunda vuelta, ha dicho Onyx Lorenzoni, asesor político del líder ultraderechista.

Su triunfo, bien recibido por la bolsa

Bolsonaro, que se ha convertido en el preferido de los mercados -que hoy reaccionaron con expresivas apreciaciones al resultado electoral-, reforzó de esa forma su perfil liberal en la economía en las redes sociales, que se han convertido en su principal instrumento de campaña electoral desde que fue acuchillado el 6 de septiembre, por lo que estuvo casi un mes hospitalizado.

Al contrario de Bolsonaro, Haddad es un defensor de una mayor intervención del Estado en la economía y prometió derogar todas las medidas de ajuste fiscal adoptadas por el actual presidente, Michel Temer, para sanear las cuentas públicas, cuyo déficit es considerado como la mayor amenaza a la economía brasileña.

En su mensaje en Twitter de este lunes el ultraderechista también afirmó que pretende combatir los fraudes en el Bolsa Familia, un programa de distribución de subsidios a los pobres que es la principal política social de los gobiernos del PT, pero aclaró que lo hará "para que quien lo necesite pueda tener este amparo humanitario ampliado".