El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a modificar su equipo de política exterior este jueves al nombrar al ultraconservador de tendencia intervencionista John Bolton, conocido como el 'halcón' de la era del expresidente George W. Bush, como nuevo asesor de Seguridad Nacional en sustitución al general H.R. McMaster, que ocupaba el cargo del destituido Michael Flynn.

El exembajador norteamericano ante Naciones Unidas, que forma parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y actualmente trabajaba como analista para la cadena de noticias Fox News y el think tank conservador American Enterprise Institute, ha mostrado en reiteradas ocasiones una dura postura frente a Irán y Corea del Norte.

La medida, que ha tenido lugar poco después de la salida del exsecretario de Estado Rex Tillerson --que ha sido sustituido por el hasta entonces jefe de la CIA Mike Pompeo--, ha levantado la polémica especialmente en Asia debido a la postura militarista de Bolton respecto a Pyongyang en un momento de diálogo entre las dos Coreas y Estados Unidos.

La reorganización muestra como el magnate neoyorquino, que lleva al frente del país 14 controvertidos meses, se está rodeando de asesores con ideas e iniciativas similares a las suyas, especialmente en materia de política exterior.

Las consecuencias del nuevo nombramiento de Trump sobre las conversaciones entre el dirigente y el líder norcoreano, Kim Jong Un, que está prevista para mayo, están aún por determinar. Asimismo, fuentes críticas con la postura de Bolton, de 69 años, han alertado de la posibilidad de que su visión sobre el acuerdo nuclear con Irán ponga en peligro el pacto, que ya de por sí se encuentra en la cuerda floja.

Poco después de que Trump jurara el cargo como presidente, Bolton --un incondicional de anteriores administraciones republicanas--, fue considerado como posible secretario de Estado. Desde entonces, ha realizado visitas periódicas a la Casa Blanca para abordar asuntos de política exterior y Seguridad Nacional.

No obstante, la noticia ha cogido por sorpresa al propio Bolton, que ha asegurado que no se lo esperaba pero "que obviamente supone un gran honor". En este sentido, ha asegurado que aún se está "acostumbrando" a la nueva situación.

Las voces críticas temen que el nombramiento de Bolton, que se ha mostrado en diversas ocasiones crítico con Naciones Unidas, provoque un aumento de la tensión en la Casa Blanca sobre la postura a adoptar frente a Rusia, así como un viraje en la actitud de Trump hacia su homólogo ruso, Vladimir Putin.

En este sentido, Bolton ha asegurado a la cadena de noticias Fox News que ha dejado atrás muchos de los comentarios y evaluaciones realizadas en el pasado sobre política exterior y ha destacado que lo importante es "lo que opina el presidente y el consejo que se le da".

Experiencia y cercanía a Trump

La presencia de Bolton, así como su característico bigote --ampliamente criticado en un inicio por Trump--, resultan familiares en Washington, donde el ahora asesor de Seguridad Nacional ha expresado sus duras opiniones respecto a numerosos asuntos internacionales.

Algunos miembros del Congreso no han dudado al a hora de cuestionar el nuevo fichaje de Trump. "No es una decisión sabia. Bolton no tiene el temperamento ni el juicio para ser un asesor de Seguridad Nacional efectivo", ha aseverado el senador demócrata Jack Reed en un comunicado recogido por la agencia de noticias Reuters.

A mediados de enero, el exembajador estadounidense señaló a través de su cuenta de Twitter que el tiempo para detener el programa nuclear de Corea del Norte estaba llegando a su fin. "Tenemos que tomar la poco atractiva decisión de utilizar la fuerza militar para neutralizar sus capacidades", indicó entonces.

Elliott Abrams, asesor de política exterior del expresidente republicano George W. Bush, ha alabado la decisión de Trump y ha asegurado que Bolton "demostró su valía cuando ambos se encontraban trabajando para la Administración Bush", donde desempeñó un gran trabajo como "excelente burócrata".

La incertidumbre gira ahora en torno a la posibilidad de que Bolton deje de lado sus estrictas convicciones e ideas, tal y como ha asegurado, para ofrecer un punto de vista más laxo en cuestiones de vital importancia para la política exterior estadounidense.