¿"Inventor excéntrico o asesino sádico? Ante la evidencia, Peter Madsen reconoció haber a desmembrado el cuerpo de la periodista Kim Wall pero niega haberla matado y rechaza el retrato del perverso con pulsiones morbosas que esboza la acusación.

Conocido en Dinamarca como "Racket Madsen", apodado así en la página web de su asociación espacial, RML Space Lab, Madsen, un ingeniero de 47 años, era un autodidacta obsesionado por el mar y el espacio, que nunca supo lo que eran los obstáculos cuando se empeñaba en algo.

"Un hombre creativo excéntrico, antisistema, que construyó su propio submarino y sus cohetes, y que resultó tener un lado completamente oscuro", comentó a la AFP Frank Hvilsom, que cubre temas criminales para el diario de referencia Politiken.

"Mi pasión es encontrar medios para viajar hacia los mundos más allá de lo conocido", escribía sobre él.

El 10 de agosto de 2017 en Copenhague embarcó a bordo de su submarino de 18 metros, el "UC3 Nautilus", junto con la periodista Kim Wall, que a sus 30 años tenía fascinación por los personajes atípicos y con ese objetivo bajó al submarino para conocer el invento artesanal de Madsen en las gélidas aguas del norte de Europa.

La investigación policial que empezó tras el anuncio de la desaparición de la periodista en agosto, rápidamente fue revelando detalles macabros de un asesinato que Madsen niega.

Aunque el inventor afirmó que Kim Wall murió a bordo por accidente, ni sus explicaciones contradictorias ni la autopsia permitieron determinar la causa del fallecimiento.

El torso, la cabeza, los brazos y las piernas de la periodista fueron encontrados uno tras otro en la bahía de Køge, cerca de Copenhague, que separa Dinamarca de Suecia.

"El hilo conductor de su vida son los conflictos. Le cuesta ponerse de acuerdo con otros, tiene grandes ambiciones y quiere hacer todo a su manera", resumió su biógrafo, Thomas Djursing.

Varias personas cercanas admitieron en estos meses de investigación policial que se peleó con la mayoría de sus socios para sus inventos.

Según la acusación, al interior del Nautilus, el inventor danés maltrató múltiples veces a la joven antes de matarla y descuartizar su cuerpo para tirar sus pedazos al agua.

Así era, autoritario, imprevisible, capaz de arrebatos de una violencia insospechada, reconocieron aquellos que lo conocieron.

Tras haber declarado que la había dejado en tierra a proximidad de la capital danesa, Madsen explicó luego que la periodista había fallecido en un accidente ocurrido en su submarino y que había tirado el cuerpo al mar.

Las autoridades danesas lo rescataron en Öresund, entre las costas danesas y suecas, poco antes de que su submarino naufragara. La policía sospecha que el inventor provocó el hundimiento del "Nautilus" para ocultar pruebas.

Una infancia complicada

Peter Madsen creció en la pequeña ciudad de Saeby, a un centenar de kilómetros de la capital.

Su madre era 36 años menor que su padre, dueño de un restaurante. Ambos se separaron cuando Peter apenas tenía seis años, y éste quedó a cargo de su progenitor, un hombre autoritario.

"Cuando pienso en mi padre, pienso en los niños, en Alemania, cuyo padre era comandante de un campo de concentración", contó a Djursing, autor de su biografía, publicada en 2014.

Pero, en compañía de ese hombre aficionado a la historia militar, el adolescente empezó a soñar con la inmensidad espacial.

A los 15 años fundó su primera empresa, Danish Space Academy, con el fin de comprar piezas para construir un cohete. Y tras la muerte de su padre, tres años después, comenzó unos estudios de ingeniería que abandonó.

En 2008 botó el "UC3 Nautilus", entonces uno de los mayores submarinos privados del mundo, y en paralelo siguió adelante con su ambición espacial. En junio de 2011 lanzó un cohete desde una plataforma flotante frente a la isla de Bornholm, en el mar Báltico.

Un hombre airado

A pesar de sus éxitos, Madsen, al que algunos de sus allegados también describieron como una persona no violenta, tiene, según otros conocidos, un temperamento errático.

Los primeros cohetes que lanzó al espacio, hasta ocho kilómetros de altitud, fueron fruto de su colaboración con un exarquitecto de la Nasa, Kristian von Bengtson. Los dos hombres se enemistaron en 2014, y Madsen creó RML Space Lab con la esperanza de alcanzar su sueño.

Madsen también se separó de quienes lo ayudaron a construir el "Nautilus". Poco antes, le escribió a algunos que había una "maldición" en el submarino. "Esa maldición soy yo. Nunca habrá paz en el 'Nautilus' mientras yo exista".