El emperador Akihito de Japón abordará este lunes en un mensaje televisivo su futura abdicación, para la que sería necesario hacer cambios significativos en el Constitución nipona, que no contempla actualmente el supuesto de la sucesión en vida.

El mensaje será pronunciado pocos días después de que los medios nipones publicaran, citando fuentes de la Agencia de la Casa Imperial, que el monarca de 82 años tiene intención de legar "en los próximos años" el Trono del Crisantemo a su primogénito Naruhito, de 56 años, debido a su avanzada edad y estado de salud.

La alocución de unos 10 minutos de duración, que se emitirá el lunes a las 15.00 hora local (06.00 GMT), será una grabación hecha antes de la emisión, según la agencia nipona Kyodo.

Se espera que Akihito evite hablar directamente de abdicación y sugiera su intención a la población japonesa abordando su preocupación por el cumplimiento de sus obligaciones en el futuro.

Esto estaría motivado por el hecho de que la Constitución nipona no contempla actualmente provisiones para la sucesión en vida.

La salud del emperador de Japón se ha visto debilitada en los últimos años.

En 2012 se sometió a una operación coronaria de "bypass" y también sufrió un cáncer de próstata en 2003, tras el que padeció osteoporosis debido al efecto de la terapia hormonal que se le recetó entonces.

Debido a su avanzada edad y a sus problemas de salud, la opinión pública japonesa ha debatido en los últimos años la posibilidad de reducir la carga de trabajo de Akihito, quien ha delegado en su hijo Naruhito algunas de las obligaciones de su agenda.

La Ley de Sucesión en vigor en Japón no contempla el supuesto de la abdicación, por lo que sería necesaria su revisión para especificar que el cargo recaiga en Naruhito tras la renuncia de su padre.

El monarca solo se ha dirigido por televisión al pueblo japonés en una ocasión, el 16 de marzo de 2011, con motivo del terremoto y tsunami que devastaron el nordeste del país y provocaron en la central de Fukushima el peor accidente nuclear desde Chernóbil en 1986.

En aquella ocasión el mensaje también fue grabado antes de ser emitido.