Es habitual señalar determinadas fechas en el calendario como más propicias a un atentado terrorista, especialmente con ocasión de festividades religiosas, aniversarios simbólicos de atentados o de acontecimientos históricos, así como aquellas que coinciden con eventos mediáticos.

Así sucedió, por ejemplo, en agosto de 2013, mes en el que supuestas escuchas de servicios de inteligencia a Al Zawahiri, líder de Al Qaeda, llevó a un cierre de al menos 22 embajadas y consulados de Estados Unidos en el norte de África y Oriente Medio.

Tras alertar las autoridades de similitudes con interceptaciones previas al 11 de septiembre de 2001, se sospechaba sobre la intención de Al Qaeda en la Península Arábiga de realizar atentados coincidiendo con el fin del Ramadán, el aniversario de los ataques contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania -7 de agosto de 1998-, el asesinato del embajador de este país en Bengasi, o la proximidad del 11-S. Coincidía también con una serie de fugas masivas, cifradas en más de 2.000 afines a Al Qaeda, de prisiones en Irak, Libia y Pakistán.

El Ramadán finaliza el 6 de julio ¿Hay más riesgo de atentados en estos días?

El Ramadán es considerado como una de las fechas en las que habitualmente se insta a realizar ataques contra los 'infieles'. El mes sagrado de los musulmanes no tiene unas fechas fijas, coincidiendo con el noveno mes en el año lunar. En 2016, el Ramadán da inicio entre los días 6 y 7 de junio, coincidiendo con la aparición de la luna a finales de Shaabán -octavo mes del calendario-, finalizando el 6 de julio. El Eid al-Fitr celebra el fin del Ramadán, abarcando los tres primeros días del Shawwal -décimo mes del calendario-.

El 22 de mayo de este año, Abu Mohammad al-Adnani, portavoz de Daesh, publicaba un audio en el que llamaba a perpetrar más atentados contra civiles en Europa y Estados Unidos con ocasión del Ramadán.

Señala, de forma violenta y cargado de odio -rasgo habitual en sus comunicados- que "cualquier ataque, por pequeño que sea, en casa del enemigo, es mejor que uno grande en los territorios que controla". El solapamiento del Ramadán con la celebración de la Eurocopa de fútbol en Francia, en el contexto de los ataques terroristas de enero y noviembre de 2015 en dicho país, y de marzo de 2016 en Bruselas, es un motivo adicional de alarma.

Aunque el objetivo habitualmente se centra en Occidente, la realidad es que la mayoría de víctimas de sus acciones son musulmanes. En 2015 se asistió a un Ramadán tremendamente sangriento por la acción del autodenominado Estado Islámico. El mismo al-Adnani había instado a un "tiempo de calamidades para los infieles, los chiítas y los musulmanes apóstatas". Sangrientas acciones se produjeron en Yemen, Túnez, Kuwait, Egipto, Nigeria, Arabia Saudí, Siria, Irak, además de Francia -decapitación de un trabajador e intento de atentado en una planta de gas en Saint-Quentin-Fallavier- y Estados Unidos -asesinato de cuatro marines a manos de Muhammad Yousef Abdulaziz-.

¿Las fechas importantes del cristianismo son peligrosas?

La Navidad también ha supuesto, en los países occidentales, un incremento de medidas de seguridad en los últimos años, aunque habitualmente no se han producido grandes ataques durante fechas tan señaladas en Occidente.

Quizás la excepción fuera el ataque que presuntamente pretendía llevar a cabo Umar Farouk Abdulmutallab en 2009, un miembro de Al Qaeda en la Península Arábiga, que escondía un explosivo en la ropa interior con objeto de explosionar el vuelo 253 de Northwest Airlines el día de Navidad, cuyo destino era Detroit.

Según el ideólogo de dicho grupo, Anwar Al Awlaki, dichas fechas fueron elegidas por representar los días más sagrados para los cristianos. En el año 2000, las autoridades de Estados Unidos detuvieron a Ahmed Ressam, que presuntamente pretendía atentar en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.

11-S, un día clave

El 11 de septiembre aparece como la fecha de mayor simbolismo. Para la narrativa yihadista es un punto de inflexión. También lo fue para Occidente. En un manual yihadista publicado en 2015, 'How to Survive in the West. A Mujahid Guide', se señala que la yihad moderna debe atacar lugares simbólicos en fechas también simbólicas, para conseguir mayor atención de los medios de comunicación.

En dicha fecha, en 1683 se produjo una derrota de los ejércitos musulmanes en el Sitio de Viena, en la conocida como batalla de Kahlenberg. En dicho enfrentamiento una alianza entre fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico y la Mancomunidad de Polonia-Lituania infringieron una dura derrota al imperio otomano, marcando el inicio de su declive. El mayor ejército musulmán desde los tiempos de Salino, que doblaba a la coalición, fue arrasado rápidamente por una carga de caballería en la que destacó la acción de los húsares alados polacos. La acción de Bin Laden trataría de destacar esta fecha como punto de partida de la recuperación del poder perdido tras dicha batalla.

El 11 de septiembre vuelve a aparecer años después, el día del ataque que acabó con la vida del embajador Chris Stevens y tres norteamericanos en Bengasi el 11 de septiembre de 2012. Años antes, tras los atentados en Madrid el 11 de marzo de 2004, se quiso ver un simbolismo similar al tener lugar el ataque dos años y medio después del de Estados Unidos.

De la misma forma se ha tratado de buscar un simbolismo en la elección del 13 de noviembre como fecha de los atentados de París. En un día como ese, en 1918, las tropas aliadas ocuparon Constantinopla, capital del Imperio Otomano.

El 11-S, un día clave para los yihadistas. EFE

El terrorismo no quiere muchas muertes, sino muchos espectadores

Los atentados de Boston, el 15 de abril de 2013, llegaron rodeados de multitud de especulaciones, antes de la determinación de su autoría, sobre la coincidencia con determinadas fechas que podían hacer pensar, al inicio, en extremismo doméstico -Patriot´s Day, aniversario del asedio a la secta de Waco, o el atentado de Timothy McVeigh en Oklahoma-.

Si se mantiene vigentes las palabras del analista de la RAND Corporation Brian Michael Jenkins "los terroristas quieren muchos espectadores, no muchos muertos". El terrorismo, con su barbarie contra miles de vidas humanas cada año, no deja de ser para sus autores un espectáculo, un acto de comunicación específicamente orientado a difundir el terror, que tratan de rodear de elementos simbólicos.

Aunque no ha sido habitual la existencia de complots, fechas clave de los países objetivo también pueden tomarse como importantes debido al eco mediático que concitan. El 4 de julio, Día de la Independencia en Estados Unidos, se suele celebrar rodeado de elevadas medidas de seguridad. Una fecha muy cercana al 29 de junio, que coincidiendo con el inicio del Ramadán en 2014 fue elegida por Abu Mohamed al-Adnani para declarar la creación de un Califato por el Estado Islámico, al tiempo que señalaba a Abu Bakr al-Baghdadi como su autoridad.

Él mismo aparecía el 5 de julio en un video grabado en la Mezquita de Mosul, pidiendo obediencia a todos los musulmanes. Fecha que, en un momento de enorme retroceso del grupo, pérdida de territorios conquistados, y 'al-qaedización' de sus acciones tras unos orígenes más similares a una insurgencia y grupo de crimen organizado, generaría enorme deseo y altas expectativas para una ataque que reivindicara su poder. Una de las características del Daesh, hasta el momento, ha sido su 'venta', su marketing, de una historia de éxito, que ha supuesto una gran atracción que ha alimentado el alistamiento de combatientes de todo el mundo. Ya en 2015 se produjo una llamada a la acción con ocasión del aniversario del Califato, que sin duda se repetirá en unos días.

Otras fechas a destacar serían aquellas que coinciden, o se sitúan en el entorno de eventos importantes, como unas elecciones -con los atentados de Madrid aún generando eco en la narrativa yihadista-, un acto deportivo de elevado nivel, o una cumbre mundial.

Por otra parte, mucho se ha hablado del presunto calendario de Al Qaeda, que entre 2000 y 2020 devolvería el poder al mundo Islámico, y que fue puesto de manifiesto por el periodista jordano Fouad Hussein, considerado una creíble fuente de información sobre dicho grupo tras entrevistar a Saif al-Adel, jefe militar del mismo. Según dicho plan, se estaría actualmente en la sexta fase, de enfrentamiento -2016-2018-, tras la declaración de un Estado Islámico que tendría lugar entre 2014 y 2016, como así sucedió, aprovechando un debilitamiento de Occidente en el orden político, social y económico.

Finalmente, hay que señalar que precisamente esos análisis retrospectivos de un atentado permiten fácilmente, tanto a los autores como a los analistas en terrorismo, tratar de buscar simbolismos sobre la fecha del ataque, realizando vinculaciones que quizás nadie supuso previamente o relaciones forzadas entre hechos históricos o cifras. A título de ejemplo, la fecha del 11-S se vinculó al número de los servicios de emergencia 911.

El primer ataque contra el World Trade Center se produjo el 26 de febrero de 1993, cuando inicialmente fue previsto para el día 23, aniversario del comienzo de la ofensiva norteamericana en Irak en 1991. El terrorismo se caracteriza por actuar en función de las oportunidades, cuando se aúnan los deseos y las capacidades. Por otra parte, frente a otros actos criminales, se considera, afortunadamente, y especialmente respecto a Occidente, como "eventos aleatorios".

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