El oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) dio hoy el primer paso para una posible ruptura con el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, en vísperas de una jornada de protestas convocada por la oposición para exigir la destitución de la mandataria.

En una convención celebrada en Brasilia, el partido que lidera el vicepresidente Michel Temer prohibió a sus afiliados asumir nuevos cargos en el Gobierno al menos por un plazo de treinta días, tiempo que tomará la dirección nacional de esa formación para decidir si permanece en el Gobierno o pasa a engrosar las filas opositoras.

El PMDB, considerado como el partido más importante de Brasil, ocupa siete de los 31 ministerios que tiene el Gobierno de Rousseff, y representa la segunda minoría en la Cámara de Diputados y la primera en el Senado.

En el mapa regional, gobierna en siete de los 27 estados del país, mientras que en el plano municipal tiene aún más presencia y cuenta con 1.041 de las 5.570 alcaldías del país.

Temer, reelegido hoy presidente del PMDB y primero en la línea de sucesión si prospera un juicio político que la oposición promueve contra Rousseff en el Congreso, admitió que la crisis "política y económica" del país es "gravísima" e instó a la "unidad de todos" para superarla.

Mientras se dirigía al auditorio, muchos dirigentes del PMDB coreaban "Fuera Dilma" y "Michel presidente", a lo que el dirigente respondió con disimuladas sonrisas.

Sin embargo, Temer se abstuvo de comentar directamente la fuerte presión de los grupos más díscolos del PMDB, que exigían que hoy mismo se decidiera la ruptura con el Gobierno de Rousseff y con el Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la mandataria.

En una única alusión a esas demandas, dijo que "el PMDB siempre tuvo divergencias internas, pero siempre ha convergido cuando es preciso cuidar al país".

El malestar de los dirigentes del PMDB que exigen pasar a la oposición fue volcado en un documento en el que se afirma que Brasil vive "la más grave de sus crisis".

La llamada "Carta de Brasilia", firmada por un más de un centenar de líderes del PMDB, critica la "rápida degradación de la economía", el "vertiginoso empobrecimiento de la población" y "una quiebra de la ética y la moral en todas las relaciones políticas", todo en un escenario de "falta de comando y credibilidad en el Gobierno".

También alude a los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, por los que se investiga a medio centenar de políticos, incluso del propio PMDB, y sostiene que las sospechas "llegan a los más altos escalones de la República".

Entre los líderes del PMDB investigados por las corruptelas en Petrobras figuran el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renán Calheiros, que hoy flanqueaban a Temer mientras se dirigía al auditorio.

Muchos de los dirigentes del PMDB que firmaron la "Carta de Brasilia" participaron esta semana en diversas reuniones con parlamentarios del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la principal fuerza opositora, con quienes acordaron "trabajar juntos" para buscar una "salida" a la crisis del país.

El resultado de la convención del PMDB aumenta aún más la presión sobre Rousseff en vísperas de una gran jornada de protestas que se celebrarán el domingo en unas 500 ciudades del país, según los grupos de la sociedad civil que las promueven.

Los organizadores exigen la destitución de Rousseff y pretenden superar la convocatoria de unas manifestaciones similares realizadas el pasado 15 de marzo, a las que se sumaron cerca de dos millones de personas.

En esta ocasión, al igual que ocurrió entonces, las manifestaciones son apoyadas por los principales fuerzas de la oposición, como el PSDB, que en una nota divulgada este sábado instó a los brasileños a sumarse al "mayor acto contra el Gobierno de los últimos tiempos".

Rousseff, quien hoy sobrevoló unos municipios del estado de Sao Paulo en el que unas fuertes lluvias causaron 21 muertes este viernes, comentó con brevedad las manifestaciones de mañana.

"Sólo pido que no haya violencia, todas las personas tienen derecho a ir a la calle" para manifestarse a favor o en contra del Gobierno, declaró.