La justicia francesa inició este lunes una investigación sobre los bienes en el país galo del depuesto presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, basándose en las denuncias de varias organizaciones no gubernamentales por corrupción, malversación y blanqueo de dinero.

La Fiscalía de París indicó que ha encargado la investigación a los expertos de la Oficina Central para la Represión de la Gran Delincuencia Financiera (OCRGDF) y a la célula contra el blanqueo del Ministerio de Economía, Tracfin.

Las organizaciones Sherpa, Transparency International y la Comisión Árabe de Derechos Humanos habían formalizado una denuncia contra Ben Ali, partiendo de un cálculo según el cual la fortuna del ex presidente tunecino huido y de los miembros de su entorno podría rondar los 5.000 millones de dólares.

Según los términos de esa demanda, la fortuna no sería resultado de sus ingresos legítimos, y pedían un registro de todos sus bienes, así como la restitución al pueblo tunecino.

El rotativo "Le Figaro" informó de que la esposa de Ben Ali, Leïla Trabelsi, había adquirido en septiembre del pasado año un palacete en el distrito más caro de París que puso a nombre de su hijo único de seis años.

El diario francés señaló que la familia es propietaria de otro palacete en el barrio parisino del Marais comprado por 37 millones de euros, de un chalet en la exclusiva estación de esquí de Courchevel, en los Alpes, así como de dos mansiones en la Costa Azul.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una conferencia de prensa dedicada a sus prioridades en la presidencia del G20, afirmó que su país está comprometido en "la búsqueda sistemática de las riquezas objeto de pillaje que deben devolverse al pueblo tunecino".